Si hay algo costoso en la crianza y educación de los hijos, es el tema de establecer límites. Se nos va una gran cantidad de energía en ese proceso, porque no se trata solo de establecerlos, sino de mantenerlos a lo largo del tiempo para que se vuelvan automáticos.

En todos los acompañamientos que realizo con las familias, sin importar el tema inicial, los límites siempre son un asunto que debemos abordar. Establecer límites con firmeza y amor no es tarea sencilla, y menos aún cuando las tecnologías ejercen una fuerte atracción.

En este artículo, quiero compartir algunas ideas prácticas que pueden ayudarte a fomentar una convivencia saludable a través de la gestión de los límites en el uso de las tecnologías. 5 propuestas, 5 pasos para un gran proceso y resultado.

 

Primera propuesta: Pensar antes de actuar.

Antes de permitir el acceso a la televisión, la tablet u otras tecnologías en el hogar, es importante tomarse un momento para reflexionar sobre cuánto tiempo es adecuado y en qué momentos se debe permitir su uso.

Esta reflexión es esencial para los adultos, ya que establece un contexto y un marco de referencia. Durante este proceso, es crucial estar consciente de tus emociones. No permitas que el miedo o el deseo de demostrar quién manda, guíen tu decisión.

En lugar de tomar decisiones basadas en el temor de una posible reacción negativa, lidera la situación desde un lugar de poder sano. Además, es beneficioso que entre padre y madre, o adultos de referencia, compartan sus necesidades y lleguen a un acuerdo sobre el uso de la tecnología, lo que proporcionará un contexto claro para su implementación y reducirá posibles tensiones en su relación.

 

Segunda propuesta: Comunicación efectiva.

Imponer límites con rabia y desconfianza no es una estrategia efectiva. Como mencioné al comienzo, es fundamental aplicar límites con firmeza y amor en igual medida.

Si permites que el enfado tome el control y estableces reglas desde la reacción impulsiva, desequilibrarás el límite, favoreciendo la firmeza en detrimento del amor. La clave está en gestionar tus emociones y expresar límites con seguridad, regulación emocional y conexión, manteniendo ambos elementos en equilibrio.

Un lenguaje positivo y no violento también es esencial para evitar confrontaciones innecesarias. Aprender a establecer límites sin dañar la autoestima de tus hijos ni la relación con ellos es de vital importancia.

Ejemplos de diferentes enfoques:

Es más efectivo decir: «Entiendo que disfrutas de tu tablet, pero también es importante participar en otras actividades. Vamos a establecer un horario que te permita disfrutar de la tecnología y realizar otras actividades, como leer o jugar al aire libre.»

En lugar de: «No puedes ver eso, punto. No me importa si tus amigos lo ven. No es apropiado y no quiero discutirlo.»

Te propongo: «Hay muchos contenidos interesantes en internet, pero algunos no son adecuados para tu edad. Vamos a explorar juntos y encontrar cosas divertidas y seguras para ti.”

En lugar de: “¡No más tablet hoy! Ya has estado demasiado tiempo con eso y no quiero discutir al respecto.”

Te propongo: “Entiendo que te encanta jugar en tu tablet, pero también es importante hacer otras actividades. Vamos a establecer un horario para que puedas disfrutar de tu juego y también tengas tiempo para otras cosas como leer o jugar afuera”.

 

Tercera propuesta: Escucha y acuerdos.

A menudo, las familias sienten resistencia al escuchar la palabra «acuerdos» en relación a los hijos, temiendo que se les otorgue demasiada elección y control. Sin embargo, cuando las normas están claras y se establecen con seguridad, se puede fomentar la participación de los hijos.

Permitir que participen en la toma de decisiones les brinda la sensación de ser escuchados y los hace más propensos a aceptar las normas con responsabilidad. Se pueden discutir diferentes caminos para cumplir con las normas, manteniendo la esencia de la regla.

 

Cuarta propuesta: Mantener y sostener.

Es fácil olvidar que mantener los límites es tan importante como establecerlos. Si llegamos a este punto agotados, no tendremos la energía necesaria para mantener los límites. Y aquí está la clave para automatizarlos. La gestión de los límites es como una maratón que requiere entrenamiento y equilibrio.

Es esencial mantener los pasos previos en mente y no caer en la repetición constante. Los límites se establecen con firmeza y amor, no se mendigan. 

La comunicación, el escuchar y el acuerdo previo son la base para hacer cumplir los límites a través de estrategias como el “cuando-entonces». Recuerda que las normas deben estar claras de antemano. Por ejemplo: “Cuando termines de recoger tu cuarto, entonces podemos elegir cuándo ver la tele”

La parte más desafiante implica gestionar las emociones incómodas sin reprimirlas, sino permitiéndoles expresarse sin herir a nadie. En este punto, la ayuda de un profesional puede ser valiosa.

 

Quinta propuesta: Revisión y mejora.

Es importante reconocer que la experiencia nos enseña lo que funciona y lo que no. Aprender de los errores con humildad es clave para evitar la búsqueda de la perfección.

La colaboración de los hijos puede aumentar cuando todos asumen la responsabilidad que les corresponde. Puedes preguntarles cómo pueden contribuir a mejorar la convivencia y disfrutar juntos de los momentos con la tecnología.

 

En resumen.

La gestión de límites con firmeza y amor en el contexto de la tecnología es un desafío constante en la crianza. A medida que aprendemos a gestionar nuestras emociones, establecer límites de manera efectiva se vuelve más alcanzable. 

Aprovechemos esta oportunidad de aprendizaje que nuestros hijos nos brindan y trabajemos juntos para mejorar nuestra relación con la tecnología en sus vidas. 

Si necesitas ayuda, no dudes en buscar el apoyo de un profesional para enfrentar este desafío. Entre ellos, aquí estoy, para servirte en lo que necesites.