Sé que le quieres ayudar y animar a superarse a sí mismo. Sí. Eso ni lo cuestiono ni quiero extenderme en ello. Lo que sí que te propongo es que lo hagas de otra manera para que realmente le puedas ayudar de verdad, porque el «muy bien», no ayuda tanto como parece.
Con el “muy bien”, no fomentas la comunicación eficaz ni la verdadera dirección de crecimiento para una persona, especialmente en tu hijo o hija. Y en este artículo te explicaré el por qué.
El «muy bien», puede dar problemas de comunicación con tu hijo o hija.
La expresión «muy bien», realmente puede tener tantas interpretaciones y matices como personas diferentes que lo digan. Para un padre o madre que diga mi hija se ha portado muy bien en la fiesta de cumpleaños puede ser muy diferente de uno o de otro. Puede que uno lo diga porque ha expresado agradecimiento ante las muestras de cariño de los invitados. Y para otro, el que haya disfrutado de los juegos y de la merienda respetando las normas del lugar.
Por lo tanto, el significado de quien lo dice y quien lo recibe pueden ser muy diferentes. Si cada uno tiene que interpretar su significado, en este caso entre padres e hijo e hija, hay menos garantías de entenderse y comprenderse. Y es cuando hay más posibilidades de malestares y enfados, aunque sea en un ambiente aparentemente positivo.
El «muy bien», desvía la dirección adecuada de un verdadero desarrollo de un niño o niña.
Con el «muy bien» dicho por los padres a un hijo o hija le engancha a otra dirección de fuera, del exterior, de otras personas a sí mismo como referencia. Ya no se centra en él o ella, sino en ti, en lo que le digas, porque necesita de tu amor y aprobación.
Con esta forma de expresar el refuerzo externo desde tu juicio y expresión generalizada, vas fomentando la atención de tu hijo y tu hija en tu opinión, valoración y satisfacción, como referente para su crecer sin complementar la información de sí mismo y misma.
Y sí, tu hijo e hija necesita que le reconozcas lo que hace, sus esfuerzos y te alegres también con él y ella de sus logros. Esto nadie lo discute, porque necesita ser reconocido y valorado también por ti. Pero puedes ser su ayuda para que se valore por él o ella mismo o si lo dejas en ese «muy bien», te quedas en una forma de crecimiento vacía, que conlleva a altas dosis de enganche y desconexión de sí mismo como un dulce que pide un niño o niña sin mirar si le beneficia comerlo o no.
Entonces, ¿qué digo en vez de decir «muy bien» a mi hijo o hija?
Te propongo cambiar el “muy bien” por otra forma de expresarle lo que te estás sorprendiendo, alegrando, o similares. Simplemente lo puedes describir lo más objetivo y neutralmente posible lo que está haciendo.
Es comunicar un con mensaje concreto que traduzca lo que entiendes por ese «muy bien». Así, tu hijo o hija podrá comenzar a entenderlo, mirarse, valorarse también por sí mismo y sea más consciente de sus propios logros.
Y es que cambia mucho para tu hija cuando, por ejemplo, ha conseguido subir a un lugar que para ella antes era muy difícil, decirle: “¡Anda! ¡Marta! ¡Has conseguido subir hasta allí arriba de la escalera!”; en vez de decirle un generalizado, subjetivo, juicio y al final vacío “¡¡muy bien!!”.
O un “veo que has hecho un gran esfuerzo por esperar tu turno o por aguantarte las ganas de correr dentro de este lugar….” “en vez de “te has portado muy bien”.
Te propongo que te conviertas en un espejo. Sí, un espejo neutral que refleje lo que hace y puede sentir para que vuelva a conectar con él y ella misma. “Simplemente” describiendo lo que ves. Evita juicios de valor como el “muy bien” y cámbialos por ejemplo por la descripción:
“Sí, veo que has recogido tu sola la ropa”.
“Veo que has conseguido hacer….”
“Habéis estado jugando sin haceros daño….”
“Habéis conseguido poneros de acuerdo..y estar disfrutando….”
Conclusión.
Describiendo lo que ves, en acciones concretas, evitando el «muy bien» ambiguo y adictivo, le ayudas a tu hijo o hija a poner su foco de atención en lo que está haciendo. Además, mejorará la propia comunicación consigo mismo y con los demás. Menos mal entendidos tendréis.
Esta es la dirección de crecimiento, de dentro hacia fuera, con la que puede logra cimentar de forma sólida y firme toda su persona. Comenzar a alimentar la propia valoración por mí mismo, mi propio reconocimiento de lo que hago es fundamental. Y luego, la completará con la valoración externa de las demás personas como un añadido, no como su fuente principal.
Porque si el foco de atención esta en el otro, va dejando de lado su propia referencia para saber lo que siente y necesita ella realmente.
Si pierde su propia referencia, se desconecta de su fuente de aprendizaje y desarrollo: su interior. Y es cuando necesita la búsqueda de aprobación externa, comparación o competitividad con el otro. Y desde aquí, créeme si te digo que no llega a saciar su necesidad. Por eso digo que engancha. Es un adictivo insaciable.
Y esta espiral puede comenzar también con un aparente inofensivo “muy bien”, que lo dices con toda buena intención.
Así que sólo me queda animarte a que como padre y como madre, confíes en sus grandes posibilidades y acompañes la verdadera dirección de crecimiento, desde su interior, hacia el exterior.
Alimenta tu confianza y tu forma de comunicación para que SIEMPRE conecte con él y ella misma.
Yo no quiero que mis hijos pierdan su propio referente de aprendizaje y desarrollo. ¿Y tú? Si te ha gustado este artículo, puedes hacer tres cosas:
- Compartirlo con las amistades y redes sociales,
- Ponerlo en práctica
- Escribir un comentario contando tu experiencia.
Si necesitas más ayuda puedes contactar conmigo. O tal vez quieras consultar los servicios que ofrezco. Puede que estés en una asociación y creas que puedo aportar en ella con una conferencia. ¿Quieres contar conmigo como ponente?
Es decir mucho más que el “muy bien” generalizado y encima le ayudas a alegrarse por sí mismos por sus logros. ¡¡¡Es genial!!!
Me alegro de que te sirva. Un gran abrazo ?
Me identifico mucho Amaia.. si no digo el muy bien me da la sensación de que no va a llegar a sentir toda mi ilusión.. pero tomo nota de tu entrada porque ahora sí que he entendido el motivo de porque no hacerlo. Un abrazo enorme!
Toma ya!! Otro besico!!!
Mila esker Amaia!!
Gran aprendijaze en el acompañamiento emocional y también para cómo sobre llevar los comentarios de las demás sin perder el centro, ni otras cosas… 😉 🙂
Besarkada haundi bat!!
Hola Yolanda!! Me alegro de que te sea útil y valioso para ti. Sí, lo que dices, qué hacer ante demás personas que lo hacen muy diferente a ti, a veces se puede vivirlo como desesperación. Pero es importante, para no derrochar energía en un ámbito que no tienes poder de actuación directo, centrarte en lo que te corresponde. Es decir, si así lo consideras y si las palabras utilizadas por la otra persona son algo muy llamativo, yo soy partidaria de traducirlas a una comunicación sana y conectiva. Por lo tanto diría algo así como: «lo que te quiere decir el abuelo es…..que has conseguido….o que se ha fijado en que….».
Recordar que las palabras y acción fundamental son la tuya como madre y la de su aita. Esas son las que tienen mas peso para tu hijo. Y la vida social, abre mundos y oportunidades para gestionar todo lo aprendido en la familia.
Sobre todo, no olvidarse que la otra persona lo dice con la mejor de sus intenciones para poderle comprender. Desde ahí, el modelo que recoge tu hijo, es también fundamental. Y ese requisito le da más valor a la traducción que te mencionaba, para el abuelo o quien sea, para tu hijo y para ti.
Espero que te sirva, Yolanda. Un abrazo.
Me ha resultado muy claro el mensaje Amaia! Hasta ahora he intentado evitarlos aunque alguno me sale . Ahora con la alternativa/clave, se me va a hacehacer más fácil acompañarle en sus logros , conductas o sentires.
Me quedo tb con ayudarle a conectar con su sentir en cada momento.
Y una cosica ¿ qué hacer cuando son los abuelos u otras personas quién se lo Dice? ¿ cómo sobrellevarlo?
Mil gracias como siempre Amaia 🙂 un abrazo.