Los niños en la primera infancia, específicamente aquellos menores de 4 años, tienen un desarrollo neuronal diferente. Su capacidad para regular emociones y comportamientos está en desarrollo inicial, por lo que requieren un enfoque especial al establecer límites.
Claves para Establecer Límites en la primera infancia:
- La intervención del adulto es crucial: Los niños pequeños requieren la guía de un adulto para comprender los límites y gestionar su impulsividad natural que tienen.
- Foco en la prevención: Más que reaccionar ante un comportamiento negativo, es mejor responder y prevenir.
- Simplificar las reglas: Las instrucciones claras y sencillas son más efectivas para esta edad. No muchas indicaciones seguidas.
- Evitar el uso excesivo de «NO»: En lugar de enfocarse en prohibiciones, es mejor dirigir su atención hacia comportamientos positivos. “No corras” Vs “Vete por aquí despacio.”
- Lenguaje claro y directo: No interpretar que ya sabe la norma. Recordarla de forma sencilla y directa: “Recuerda que si necesitas algo, lo pides. Te ayudo si lo necesitas.”
Enfocándose en el Positivo:
El lenguaje positivo puede ser un poderoso aliado. En lugar de decir «No corras», es más efectivo decir «Por favor, camina». Esta aproximación refuerza el comportamiento deseado sin recurrir a la negatividad.
La palabra “NO” no tiene una representación clara mental. Por lo tanto, el mensaje que le das al cerebro es justo lo que va a continuación. Por ello, las personas con más éxito al dejar de fumar son las que en vez de decir “no voy a fumar” se dicen lo que sí van a conseguir “voy a tener aire limpio en los pulmones”; “voy a cuidar los pulmones” y sus variantes.
Panel informativo:
Crear paneles con imágenes que ilustren las acciones y comportamientos que nos llevan al bienestar. Es una forma visual y efectiva de establecer reglas, recordarlas para mantenerlas.
Ejemplo: Un gráfico con imágenes que muestre la rutina de la mañana: levantarse, cepillarse los dientes, vestirse, etc.
Y de imágenes que acompañen que muestren bienestar, por ejemplo dientes limpios y fuertes, para dejar claro que nos llevan a estar bien con nosotros mismos, y con los demás como parte de un equipo.
Conclusión:
La paciencia, que es algo a desarrollar todos los días para tenerla y mantenerla, combinada con herramientas y estrategias, puede facilitar el proceso de establecimiento de límites.
Y para aumentar la paciencia, es imprescindible comprender el comportamiento del niño y saber gestionar las propias emociones adultas.
Apoyo profesional en la tarea educativa:
Los límites son esenciales para un desarrollo saludable. La clave está en saber cómo y cuándo establecerlos.
Cada familia es única y puede enfrentar desafíos específicos al establecer límites. Profesionales como los de «Kaizen Familia» pueden ofrecer guías y herramientas adaptadas a cada situación, garantizando un proceso más fluido y efectivo.
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