La propuesta de este artículo es muy sencilla: 

En vez de decir a tu hijo o hija un “si no…..” cambiarlo por un “cuando…”. 

Decir por ejemplo: “Si no recoges tus juguetes del cuarto…..” 

Es muy diferente a decir: “Cuando recojas los juguetes del cuarto….”

Y es que sé que con el “si no” lo utilizas como una forma de establecer límites con tu hijo e hija. Pero lo que posiblemente desconozcas la dirección que marcas como madre y padre ya sólo con este inicio. 

¿Cuál es la segunda parte del “si no..”? Seguro que si recuerdas momentos que la utilizaste, el final fue, cuanto menos tenso y miradas desafiantes. Y es que la dirección de ese “si no”, os lleva a un terreno pantanoso que el enfado mutuo, amenaza, castigo, dolor y todas sus variantes están garantizadas. 

Y no hace falta establecer los límites con dolor. No hace falta que un límite dañe vuestra relación ni  su autoestima. NO, ROTUNDAMENTE NO.

La clave está en LIMITAR CON FIRMEZA Y AMOR.

Además, con esta dirección del “si no”, los límites no son efectivos. O estás como un policía vigilando o te transformas en un loro que lo repite hasta agotarte para que haga o deje de hacer esa norma o ese límite y la desobediencia u oídos sordos de tu hijo se desarrolla a más no poder. 

Y cuanto más lo repites, más te enfada. Y cuanto menos observas que te hace caso, más subes la intensidad de la amenaza o castigo. Y entre medio, más dolor, más distancia, más tensión y demás cualidades que no tienes por qué vivirlas, ni tu, ni tu hijo. 

Además, para tu hijo e hija, esta palabra de “si no” es vivida como una provocación, como una forma de tentar a algo que incita a esa acción. 

Y el mensaje sutil que esconde esta palabra que actúa como un dardo envenenado, para tu hijo e hija es: NO CONFÍO EN TÍ

Y lo evidencias poniendo el contexto negativo a ese cumplimiento de la norma.  

Así que, por favor, te pido desde aquí prestes mucha atención a tu forma de comunicarte especialmente con tu hijo o hija.

Y es que un simple cambio de unas palabras, os llevan a la dirección opuesta.

Cambiar el “Si no” por el “cuando”, ofreces esperanza, posibilidad de elección, invita a tu hijo a sentirse protagonista de los límites con responsabilidad y participación gratificante de lo que decide. 

No sólo marcas una dirección totalmente opuesta a la anterior, sino otra forma de caminar por ese camino. 

El utilizar “cuando” te ayudará a limitar con firmeza, amor y respeto.

El utilizar el “Si no”, no aporta grandes valores que hagan sentirse cada uno bien, ni mejores personas.

 

Sé que todo el camino no se te allana con este “cuando”, pero sé que te lo facilita y se acerca más a una convivencia familiar que no a una guerra familiar desmedida, dolida e ineficaz que no merece la pena enredarse ahí. La vida es muy corta. 

Puedes contribuir a cambiar y mejorar cada día la convivencia familiar. Yo te acompaño a aumentar tu propia confianza para limitar sin herir ni a ti misma, ni a tu hijo.

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