En un anterior artículo, hablaba de los posibles enredos ocultos cuando expresaban el miedo a tener un hermano. Estos enredos estaban causados por nuestra historia personal y hambre de amor. Explicaba cómo condiciona tu forma de asumir tu rol de madre y padre y las consecuencias que tiene en la manera de establecer vuestras relaciones y vínculo afectivo.
Ahora que ya estás más colocada en tu rol de madre adulta, avanzo con este delicado tema de los celos de tus hijos.
En este artículo, quiero enfocar los celos desde el miedo y deseo universal de toda persona, para luego centrarme en la afectación .
Los miedos ancestrales que todos tenemos son:
- miedo al abandono, y por lo tanto a la soledad;
- y miedo a no sentirte querido. Y para compensarlo, tu hijo puede recurrir al gran deseo de toda persona de sentir el amor exclusivo en todo momento. Y esto no se puede satisfacer. Por lo tanto, los celos nunca pueden evitarse del todo.
Ahora que ya sabes que los celos son una realidad que no se puede cambiar, ya habrás deducido que inevitablemente aparecerán en algún momento.
En realidad, es un asunto de relación de cada hijo contigo. Si sienten celos, compiten por tu atención y amor. Y para ello, se pueden enredar y enfocar su mirada al hermano, tomándolo como una amenaza. Esta dirección le lleva indiscutiblemente a tu hijo a la rivalidad y competencia, por miedo a perder lo que más necesita:
Por lo tanto, lo que marcará una gran diferencia en el sentir de los celos serán dos actitudes tuyas:
TU FORMA DE MIRAR ESTE ASUNTO
TU FORMA DE RESPONDER ANTE ELLOS.
Ambas actitudes están relacionadas, es decir, tu forma de mirar hará que respondas de una forma determinada.
Este es el asunto de base. Tu actitud hará que avives o no la llama de los celos de tu hijo.
Las consecuencias tanto de una opción u otra serán:
- Si avivas la llama de los celos: afectará a la relación entre hermanos, se resentirá la relación contigo, afectará a la convivencia familiar general, y repercutirá en las relaciones sociales futuras.
- Si le ayudas a no avivar esta llama: le ayudas a integrarlos y manejarlos con amor y auto-conocimiento; a construir una sana relación entre hermanos; a poner un “broche de oro” en vuestra relación padre-madre-hijo, por lo que será una oportunidad de afianzar y solidificar la vinculación contigo. Evidentemente, esta es la dirección para crear las bases de una convivencia familiar gratificante para todos, que repercutirá positivamente en las relaciones sociales futuras, especialmente las sentimentales de pareja.
Por lo tanto, ambas opciones indiscutiblemente condicionará en cada hijo su carácter, su personalidad, tu relación con él, y el ambiente familiar general.
Es muy importante que tengas más información sobre qué hacer ante los celos, saber lo que sucede y reflexionar sobre ello.
Es fundamental que respondas con consciencia, comprensión, responsabilidad, para ofrecerles la ayuda que realmente necesitan.
Para comenzar, te invito a tomar grandes dosis de valentía, franqueza y honestidad. Puede que descubras que tu forma de responder hasta ahora, no le estaba ayudando a tus hijos. Es habitual porque las dinámicas relacionales por inercia, ya sean a nivel social, o a nivel familiar heredados, nos llevan a avivar llamas de los celos sin ser consciente de ello. Nadie nace aprendido.
Así que te propongo que “tomes el toro por los cuernos” e indiferentemente de la edad de tus hijos, respondas de acuerdo a sus necesidades. Tómate tu tiempo. El deshacer dinámicas relacionales es todo un proceso de atención comprensión, re-enfoque de mirada, des-aprendizaje, volver a aprender y puesta en práctica paulatina.
¿CÓMO SABER SI TU RESPUESTA AVIVA LA LLAMA DE LOS CELOS DE TUS HIJOS?
Si ante cualquier signo de celos reaccionas:
- Con enfado y dolor.
- Como te “hierve la sangre” las conductas que aparecen por este motivo, castigas rápidamente para disminuir estos celos: cuando daña a su hermano, cuando le fastidia y le hace diabluras, etc. El castigo puede ser también en forma de retirada de mirada y amor en ese momento por el dolor que te produce.
- Quieres evitar a toda costa que sienta esa emoción que te resulta tan desagradable.
- Ignoras esta señal de celos con idea de que así desaparecerá o le quitas importancia para que no coja fuerza en el repertorio conductual y emocional de tu hijo.
- Piensas que es cosa de la edad y que se le pasará conforme vaya creciendo.
- Les hablas y quieres que les quede claro que les quieres por igual: “Es tu hermano y a los hermanos se les quiere” “Somos una familia y nos tenemos que querer todos”.
- Buscas respuestas en ellos con preguntas parecidas a: “¿Por qué le has pegado a tu hermano?” “¿Quién ha empezado?” “¿Qué ha pasado?”.
- Les compras cosas iguales para que no discutan.
- Entre otras variantes.
Te adelanto que estas formas de responder no solucionarán realmente el problema de base. Son sólo parches. Puede parecer que ha desaparecido o disminuido el problema. Y todo lo contrario, tarde o temprano, harán que los síntomas de los celos aumenten en intensidad y en duración.
Puedes entrar en una espiral peligrosa en donde el enganche emocional desde el enfado en ambas direcciones, tanto de tu parte como la de tu hijo, estén asegurados. Desde esta espiral es más difícil de salir.
Tu hijo generará más resentimiento, enfado, rabia, malestar por esa incomprensión y falta de ayuda.
En ese ambiente tan tenso, tu respuesta se puede acercar más a la reacción compulsiva y defensiva, que a la firmeza amorosa comprensiva que te está pidiendo.
Sé que no te resulta agradable ver a tu hijo sintiendo celos.
Tampoco lo es para tu hijo vivenciar estos síntomas y emociones. Por ello, necesita tu sostén emocional para sentirse seguro y protegido en ese momento tan delicado para él.
Es cuando más necesita de tu amor incondicional y tu cercanía. Tu colocación adulta para asumir tu rol, ahora es fundamental.
Con este artículo quiero introducirte básicamente en el cambio de mirada de los celos para que puedas comenzar a responder desde la ayuda que necesita tu hijo.
Tu forma de ayudarle hará que tu hijo pueda cubrir esa necesidad y seguir su proceso de crecimiento y desarrollo sin asuntos pendientes.
Si esta necesidad no se cubre y al contrario, aumenta, hace un efecto de sumidero de energía en ese momento y edades posteriores, que afectarán a su personalidad, carácter y bienestar personal.
Por lo tanto, el proceso es:
Para que puedas empezar a cambiar la forma de mirar este asunto, quiero recordarte el motivo de los celos.
Si el miedo oculto es perder tu amor y quedarse sólo, y si tu respuesta se acerca a conductas o actitudes de dolor, enfado, desaprobación, crítica, castigo, etc., tu hijo recibe lo que menos necesita y los vive como temidos síntomas que evidencian y se acercan más a ese miedo. Por lo tanto, en vez de cubrir ese miedo, tus respuestas lo alimenta.
Puede que no des importancia a tus reacciones momentáneas de retirada de amor y atención. Puedes pensar: “Necesito un rato alejarme de él porque me siento tan enfadada que no puedo ni mirarle, y menos de mostrar ningún gesto de cariño” “Es que no lo soporto cuando se pone así”. “Pero luego, cuando se me pasa, hablo con él y vuelvo a mostrarle mi amor”.
Las emociones y sentimientos no podemos acallar ni ignorar. Son como la corriente de un caudaloso río que no puedes parar.
Si te centras en querer tapar la emoción de los celos con idea que así desaparecerán, hará el efecto contrario. Emoción no escuchada, o se reprime en forma de resignación o se expresa de forma desproporcionada y/o descontrolada. Ambas respuestas no os ayudarán a ninguno, y menos a tu hijo.
Así que, tu posición como madre es privilegiada para ayudar a tus hijos a descubrir sus sentimientos y darles formas de expresión que no sean perjudiciales para nadie, ni para él mismo, ni para su hermano. Claro que hace falta una preparación para ello. Y es lo que te iré ofreciendo progresivamente.
Otro aspecto serán las conductas que provocan la emoción de los celos. Es una importante diferencia que quiero que la tengas siempre presente.
La conducta requerirá de tu límite con amor y firmeza. Ayúdale a reconducirla a formas no dañinas, ni para su propio sentir, ni para los demás.
Le puedes ofrecer otras propuestas: “No te voy a permitir que hagas daño. Puedes darle golpes a este cojín para sacar tu enfado y rabia” o “¿Cómo puedes mostrarme lo dolido o enfadado que estás sin hacer daño a nadie?”
No quiero dejarte tan en el aire el tema de conductas como respuesta a esta emoción. Para que le puedas ayudar en el manejo de la misma, quiero terminar con una propuesta a modo de pincelada.
Siguiendo el ejemplo del cojín: “Puedes decirme con este cojín lo enfadado que estás. Yo te escucho.”
Los churros de piscina o similares, es un material muy interesante para sacar los enfados y rabia.
La expresión de la emoción, requiere de tu permiso.
La expresión de la conducta, requiere de tu límite y ayuda.
En el próximo artículo quiero mostrarte el gran abanico de oportunidades de respuesta que puedes incorporar para que este síntoma de los celos, pueda convertirse en un gran revulsivo de encuentro, re-conexión y más unión entre tú y tu hijo.
Para tu hijo, esta situación de celos es una prueba de fuego. Tu respuesta verifica su situación real: si obtiene o no tu necesario sostén emocional.
Confío que este artículo te ayude a ver el entramado de los celos como si fuera una obra de teatro. Digamos que los síntomas se ven en el escenario, en lo que hacen los personajes. Pero ahora ya sabes que eres también partícipe de la creación de la obra. Tu ayuda detrás del escenario será fundamental. Sé que disfrutarás y te quedarás orgullosa de la misma.
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- -Disfrutar de la relación cercana con cada hijo.