El otro día una madre me hacía esta consulta. ¿Cómo ayudar a su hijo cuando ha tenido un problema con sus amigos? ¿Cómo actuar ante las rabietas? ¿Cómo mantener la calma en situaciones difíciles de tu hijo ¿Te suena todo esto?
En este caso, su hijo venía con un gran enfado. Le habían bajado los pantalones y se había sentido humillado y desprotegido ante los amigos. Y lo peor de todo, su hijo se sentía tan dañado que no sabía cómo defender su dignidad ni su persona sin atacar al otro.
Y es aquí el primer problema sino puedes mirar este conflicto de forma más amplia para ayudarles a cómo trabajar las emociones, sobre todo cuando por ejemplo, tu hijo o hija actúa o se expresa como un volcán en erupción, escupiendo sapos y culebras por la boca. Y si encima le añades otra dificultad del contexto, la madre estaba justo con las otras madres de los chicos implicados, es fácil entender su gran dificultad para mantener la calma en situaciones difíciles de tu hijo e hija y ayudarle a la resolución del conflicto. Así que, pon el foco de tu atención en tu hijo o hija, no el que dicen o que pueden decir.
Con este artículo, te quiero mostrar la clave para que le puedas ayudar de verdad. Será una clave esencial para poder entender a los hijos e hijas.
Y comienzo con los automáticos que suelen salir en estas situaciones.
Aquí, normalmente queremos acallar esas emociones y esas expresiones rápidamente con un, “bueno, lo habrán hecho sin querer”, “Deja de decir esas cosas”, “venga, que no pasa nada…” etc. Y desde ahí, sí, la guerra está servida. ¿Y por qué? Porque te estas saltando el paso fundamental y primero para solucionar el problema.
Si actúas desde ahí, no atiendes a su necesidad. Sólo a la tuya que quieres no verle así y que se solucione ya, esté mejor y de nuevo retome su juego. ¿Si? Pero, ¿Cuál es su necesidad? Te lo pongo en palabras grandes, porque se suele olvidar rápidamente en estos momentos:
QUE LE ESCUCHEN SU DOLOR.
Eso es. Y en vez de escuchar, es decir, dejar que se exprese sus emociones incómodas, ponerles nombre para confirmar que le estás entendiendo, escuchando, validando sus sentimientos, es muy habitual hablarle para acallar ese momento diciéndole qué debe o no hacer como forma de querer ayudarle saltándose este primer paso de sentirse escuchado.
Por lo tanto, no te invito a que te enfoques en querer convencerle, negar lo que está sucediendo. No es el momento de darle soluciones. Es el momento de escucharle y ponerle voz a todo lo que dice. De esta manera, tú te aseguras de que le has entendido y él verifica que ha sido entendido.
Y todo esto es el primer paso: TU ESCUCHA ACTIVA, como una forma de trabajar las emociones.
Puedes comenzar por la escucha pasiva, la que no respondes apenas nada. Y mientras, puedes conectar con su dolor, con su situación, con cómo se siente con lo que le ha pasado.
Desde la escucha activa, puedes ayudar a dar forma a las maneras de expresión, por ejemplo con los insultos.
Sí, escuchar un insulto, duele. Y este dolor del adulto generado por muchos motivos, como el que dirán, tu propia tecla interna que te toca con esa palabra y un largo etcétera que no quiero ahora centrarme, dificulta la escucha activa.
Así que te propongo que en ese momento, aparques la palabra en sí y vayas más allá de ese ruido. Recoge su significado. ¿Qué es lo que quiere decir con ese atajo verbal por el que quiere atacar al otro?
Exacto. Hay dolor y se defiende atacando. Y encima, como solo se defiende, no puede ni mirarse, ni escucharse a sí mismo. Sólo ve al otro como culpable y le ataca desde el insulto. Y es que como te decía, el insulto es el atajo rápido y reactivo que utilizamos cuando no sabemos gestionar nuestro dolor. Y normalmente esa dificultad en la gestión, es por no poder mirar y recoger el significado del propio dolor.
Entonces, como madre y padre, es fundamental recoger ese significado oculto que hay detrás de esas dañinas palabras y nombrarlo.
Y le podrás expresar con las palabras que quiere decir a través de ese insulto, si le has escuchado su dolor.
Desde esa escucha activa, te conviertes en traductor de insultos y de guía para expresar de otras maneras menos hirientes todo ese dolor, enfado y malestar que tiene, sin tener que atacar al otro.
Es mostrar otro camino, más largo y más efectivo desde la escucha y la expresión del dolor. Llegar hasta el origen y desde ahí, logrará darle forma a la gestión de sus emociones. Recuerda: el insulto es el atajo ineficaz, que de tan reactivo y rápido, olvida parar y mirar su origen. Y además, lleva a la defensa-ataque, lucha de razones y poderes que generan mayor malestar.
Así que escucha ese dolor, enfado y muéstralo con las palabras concretas que quiere decir. Y cuando dice… “Es que….es un tonto….”, por poner palabras más suaves, es entonces cuando le puedes añadir algo así como: “Es tan dolido y tan enfado con…que te sale decirle lo que sientes con un insulto ¿no?”; o “Te sientes tan impotente al no saber cómo dejarle claro que no le vas a permitir que te vuelva a bajar los pantalones que se lo quieres decir con un insulto ¿es así?”
Y le sigues escuchando y mientras, le ayudas a que se escuche el mismo, con su dolor.
Sólo desde ahí, como te decía, puede comenzar a gestionarlo y conseguir establecer los límites con la otra persona para que se sienta respetado. Así que empieza con la escucha pasiva y activa de los dolores de tu hijo o hija cuando tienen un problema. Estos momentos yo les llamo las pruebas de fuego que tatúan forma de la relación. O para unir, o para alejarse sutilmente padres e hijos.
Es la hora de la verdad. Y si le escuchas sin juzgar, le evidencias tu verdadera ayuda, tu verdadero sostén emocional de todo su malestar.
Conviértete en la persona a la que pueda recurrir a ti cuando tiene un problema. Escucha su dolor. Así que escuchar activamente ayudará a mejorar la relación madre-hijo o hija.
Es un momento muy duro para él y necesita mucho tu ayuda para sentirse comprendido. Abraza ese dolor desde la escucha activa para que pueda recuperar sus fuerzas, reconstruir esa parte de su persona que se ha herido. Es por ello que me habrás oído decir que “los problemas son grandes oportunidades de re-conexión entre personas y con uno mismo”. Así que, la escucha activa es una verdadera ayuda. Deshazte de las falsas ayudas teñidas de buena intención pero que quieren convencerle sin escuchar, de acallar sus emociones y darle soluciones.
Consejos para mantener la calma en situaciones difíciles de tu hijo e hija
Termino con tips prácticos en forma de resumen, para escuchar y para saber también cómo actuar ante las rabietas:
– Estás para tu hijo o hija. Y por ello, céntrate en que sentimiento doloroso hay detrás de todo lo que cuenta. Es mejor que elijas tu espacio de seguridad donde estés centrada en él o ella. El mismo lugar donde escuchan otras madres y menos, hablando mal de sus hijos, te aseguro que no es un lugar donde te favorezca poner en práctica la escucha activa. Y menos, si te sientes novata en el tema. Así que, os apartáis del corrillo.
– Le pones nombre a esos sentimientos, después de estar recibiendo todo lo que quiere decir. “Buf, eso te habrá dolido un montón, ¿no?” “El que te bajen los pantalones sin tu permiso delante de los demás te hace sentir humillado ¿no?”
– Conformes escuches, notarás que aún expresa más y más cosas de su dolor de esa situación. Como si pareciera que estás echando sal en una herida y te sientes mal porque parece que le estás reavivando su propio dolor. Este dolor se esta mitigado por tu cercanía y por tu escucha, así que no es tan doloroso como pueda parecer porque le estás ayudando a arropar ese dolor con tu escucha.
– Muestra las palabras concretas y objetivas, el significado oculto que expresa a través de insultos, sus sentimientos y todo ese dolor que tiene. Nada de juzgarle, ni negarle, ni ridiculizarle, etc.
– Todo lo que va expresando, lo vas completando con tus palabras, incorporando sentimientos y necesidades ocultas, para que ambos consigáis tener una información más amplia.
Si observas que al expresarlo con tus palabras, reacciona con dolor hacia ti, significa que no le has entendido. Sigue afinando la escucha activa y su expresión sin juzgar, ni querer convencerle, ni darle soluciones, ni querer que pare ya su expresión y acallar como sea esos sentimientos.
Tu hijo o hija es el mejor que te va a mostrar tu forma de escuchar.
Cuando ya se haya liberado o casi esté libre de ese dolor, comenzará a poner orden él o ella mimo porque también le habrá ayudado a escucharse a sí mismo y entender mejor lo sucedido. Cuando esté ahí, en la transformación de sus emociones, le preguntas:
“¿Y qué puedes hacer ahora?” “¿qué idea se te ocurre para solucionar este problema?”
Y sí, aquí se abre otro frente, que es el cierre de conflicto, pero por hoy, suficiente con este grandísimo paso que no puedes pasar: la escucha activa. Esto es practicar y practicar. Que afinarás la escucha activa conforme la practiques. Conecta y aprovecha estos dolorosos momentos para tu hijo o hija para ofrecerle verdaderas ayudas que os fortalezcan como personas, sepas como entender a tu hijo e hija, como trasmitirle seguridad, ayudará a mejorar la relación madre-hijo e hija. Y por su puesto, vuestra relación, padre-hijo e hija. Merece mucho la pena.
Continuaré en otro artículo con el acompañamiento guiado para zanjar su problema con el amigo. Primero lo primero: conecta con la escucha activa.
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- Compartirlo con las amistades y redes sociales,
- Ponerlo en práctica
- Escribir un comentario contando tu experiencia.
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Si necesitas más ayuda puedes contactar conmigo. O tal vez quieras consultar el servicio de cómo tener relaciones familiares saludables. Puede que estés en una asociación y creas que puedo aportar en ella con una conferencia. ¿Quieres contar conmigo como ponente?
Qué importante es lo que ya estás haciendo que es tu propia atención a lo que dices y lo que deseas mejorar. Como dices, a seguir aprendiendo. Gracias por tu comentario.
Amaia.
La escucha Activa la más adecuada, estableciendo límites para que nadie se haga daño.
No es casualidad que tengamos una boca ? y dos orejas ??. Ánimo!!
Conocer mas tecnicas para dialogar con mi hijo para q controle sus emociones
Lo primero, muchas gracias por escribir y mostrar esa parte que también, evidentemente está ahí. Cuando tu disponibilidad es de escucha total, sin ningún indicio de represalias y con actitud genuina de ayuda, todo empieza a cambiar. Y no sólo lo que el adulto haga, sino también el proceso de confianza del niño es importante porque puede haber estado dañado por la mezcla de alguna experiencia con su sensibilidad.
Lo que te quiero decir es que, si tu hijo tiene un dolor, malestar o similar, lo que más le ayuda es sentirse escuchado. Y por ello, la práctica de una escucha activa, siempre permite abrir el interior de la otra persona para liberarse del mismo y recuperar su bienestar. Ahora bien, este momento de liberación, es para él una apertura de su cremallera que llega hasta su interior y desde esa posición de cremallera abierta, cualquier cosita le puede hacer daño, porque tocas hasta dentro. Por lo tanto, si el exterior lo percibe como desconfiado, se puede sentir más vulnerables y con más miedos para poderla abrir. Pero si el exterior está muy cuidado y se siente respetado también en su proceso de confianza, sembrando constantemente la escucha, te convertirás el referente de ayuda, y persona a la que puede recurrir cuando tiene un malestar. Si quieres, me puedes escribir a mi correo amaia@kaizenfamilia.es para que te indique pasos importantes para fomentar esta escucha.
Escucha sin juzgar, sin saber tanto lo que ha pasado o por lo menos, sin descuidar lo que puede estar sintiendo, ponles nombre y escucha su respuesta con su propio cuerpo. Si le pones los nombres que siente, tu hijo responderá con apertura. Mucho ánimo en este bonito proceso tan importante de escucha. Lo dicho, cuenta conmigo en lo que puedas necesitar.
Y si tienes un hijo que es tan reservado que nunca cuenta lo que le pasa?? como haces para llegar hasta él y que consiga contar como se encuentra o que conflicto ha podido llegar a tener?? Esas situaciones son también muy dificiles de gestionar, ya que sabes que él no se encuentra bien, pero no sabe decirte nada, o simplemente se cierra en banda y no quiere contarte cúal ha sido el problema que ha tenido.. gracias!
¡Gracias a ti también por leerlos y sobre todo por practicarlos!
Si, es normal que nos salgan las soluciones porque deseamos ayudarles.
En muchos momentos, puede que para tu hija, escuchar esas soluciones le resulte hasta inspirador. El dato importante a tener en cuenta es el darles tiempo antes para pensar y decidir. Y si después de poder pensar por ella misma, le ofreces propuestas puede ayudarle, sobre todo si ese tiempo de pensar se ha bloqueado más.
Ánimo con estos procesos y de nuevo, gracias por leerlos y practicarlos. Muakkkk
Eskerrik asko Amaia por el artículo y por compartir todos tus conocimientos! Me viene muy bien para refrescar lo de la escucha activa y para darme cuenta de que con mi hija, después de acogerla, escucharla e intentar ponerle palabras a su malestar, seguidamente me sale darle la solución, por ejemplo,como decía Yolanda, diciéndole “dile que no te gusta” o “pregúntales si puedes jugar con ellas”,o cosas así, sin darle la oportunidad a que sea ella la que resuelva su conflicto una vez está más calmada.
Seguiré practicando y leyendo tus artículos que siempre me resultan muy útiles!muxu handia!
¡Hola Giuliana!Qué gusto que escribas y que además lo hagas desde ese gran aprendizaje que tu misma lo estás haciendo. ¡Enhorabuena!
Sí, todo un gran proceso para aprender con y de las hijas. Sigue caminando con esa humildad tan importante para seguir aprendiendo.
Gracias también a ti por leer y practicar. ¡¡Grandísimo abrazo!!
Gracias por el artículo Amaia!! De verdad es importante el escuchar. A mí me sale mucho después de escucharla decirle lo que debería hacer, y luego me doy cuenta de que no estoy escuchando, sino intentando dar una solución. Es muy difícil escuchar sin juzgar, sin que ese dolor se conecte con los tuyos y salga tu deseo de que aprenda a protegerse y a respetar también a los demás. Sigo practicando para no juzgar y dar soluciones. Gracias por seguir dándonos pautas y consejos. Un abrazo!!
Gracias Susana!!! Gracias por animarme a seguir compartiendo lo que yo puedo estar más habituada y se me puede olvidar mis orígenes y mis momentos de equivocación.
Enhorabuena por el proceso que hacer de traducción emocional, del insulto a la comunicación eficaz y respetuosa.
Gracias Amaia!!!
Parece por momentos que sabemos algo de crianza cuando de repente te surgen este tipo de situaciones y te das cuenta que la teoría no es fácil poner en práctica… tenemos que escucharte para que nos recuerdes que hacer en cada momento..porque con el tema de pegar e insultar el cuerpo te pide poner límites pero realmente si no te bajas al nivel emocional de tu hijo, si no ve que le entiendes, lo que le quieres enseñar no sirve para que se calme en absoluto… y menos para que modifique la conducta…
Sigue haciéndonos recordatorios!!! Recomendaciones!!!
Ay que gustico Bea. El grandísimo trabajo que estás haciendo con limpiar tus propias gafas, tu propia mirada, es maravilloso. Enhorabuena.
Y admiro mucho tu valentía, porque esto de ver lo que no es fácil de mirar, es de valientes.
Y a por la comunicación eficaz y a por la traducción de los insultos a significados comprensibles no hirientes.
Otro grandísimo abrazo!!
Hola Yolanda. Eso es, no tener prisa para encontrar la solución del conflicto, es muy clave. Así que siempre que se pueda darle los tiempos que sean posibles para priorizar estos momentos, será importante.
El autocontrol de los impulsos puede llegar también, del descontrol como forma de liberación de emociones incómodas. Eso sí, siempre con límites, como es, no hacer daño.
Dar golpes con el pie al suelo, o con la mano, o un chillo, puede ser muy liberador para bajar tensión. Y luego acompañarle para que lo vaya logrando por él mismo.
Conforme vayas traduciendo su enfado, y si lo logras hacer desde esta escucha activa, dejará de culpabilizar al otro, que es el automático que suele salir. Tu también le acompañas para que pueda re-conectar consigo mismo.
Ánimo!!!
Gracias Amaia por el artículo :), me viene muy bien ya que mi hijo tiende mucho al insulto. Necesito parar y no tener prisa a la hora de acompañarle, veo que me voy enseguida a que se termine el conflicto, a querer enseguida buscar solución sin dejarle que procese.Ultimamente me bajo a su altura y le abrazo y eso mitiga su dolor y le ayuda a parar, sino, su impulso es ir a por «el» , a pegarle o insultarle…es como que necesitara descargar en el otro su malestar. Creo que tiene que ver más con el autocontrol de impulsos…qué hacer con esa rabia o malestar?, se puede sacar en ese momento de otra forma? muchas veces le digo que le diga a la otra persona «que no le ha gustado» pero no le sirve, quizás por eso, por que yo le doy la solución sin haberle escuchado del todo. Uf! qué complicado! seguiremos practicando…;)
Un besico!!
Gracias Amaia…qué bueno que nos recuerdes de dónde vienen las cosas. Ayer mismo fui yo la que dijo la palabrota por la frustración que me genera ir volando a mil cosas; cómo me ayudas a entenderme para luego poder entender a mi canijo.
Sigo graduando «mis gafas» gracias a ti para ver cada vez mejor.
Abrazo gordo!
Bea
Eso es, ¡Cristina! Ahora a practicar que cuanto más lo hagas desde esas situaciones “más sencillas”, más preparada estarás para los otros momentos intensos que vaya a por ti. Si, ahí es todo un reto no convertirse en el mismo león y desde los rugidos, nadie escucha. Poco a poco.
Y muchísimas gracias por tus ganas y por tu demanda. Encantada de tocar ese asunto!!!
¡¡Gracias Cristina!!
Muy útil Amaia!
Ahora a practicar, que del dicho al hecho hay un trecho…
Me parece más fácil verme en ese papel si él viene enfadado por algo que le han hecho otros…no sé si me va a resultar tan fácil si el enfado es conmigo porque le he puesto un límite…….espero otras entradas para enfocar este otro punto!!
Gracias!
Cristina