Es muy probable que como madre y padre quieras disfrutar cómo comparte sus juguetes con otras personas con placer. Y también, que hasta conseguirlo, puedes encontrarte con momentos difíciles, tanto para ti adulto, cuando no quiere dejar algo a los demás; como para tu hijo, cuando es a él al que no le dejan.
Y es que no todas las formas de acompañarle a tu hijo llegan a adquirir este gran valor de generosidad por iniciativa y placer. Quizás sólo falte una manera diferente de mirarlo. Es lo que pretendo mostrar en este post.
Desde cualquiera de estas dos situaciones: no te dejo o no me dejan, le puede a tu hija aportar valiosos aprendizajes.
¿Obligar o no a compartir?
El compartir es un valor que se aprende desde la propia experiencia y lo irá consiguiendo teniendo en cuenta sus características de desarrollo. Aquí tienes unas claves importantes a tener en cuenta:
- Es fundamental fomentar su expresión de: “no quiero dejártelo” si así observas que así lo siente.
- Respetar el «No» de tu hijo es importante para vivenciar el valor de sentirse respetado y aprender su significado.
- Importante sentirse libre de decidir sin «tener que» hacerlo por ti y hacerlo porque lo quiere hacer. Fomenta el disfrute de compartir.
- El «ahora no», es el primer paso. Tu hijo necesita antes asegurarse de que tiene su grado de poder sobre su objeto, sentir que es respetada su decisión y al mismo tiempo, se va relajando y preparando para su desapego temporal del préstamo.
¿Por qué no obligar a tu hijo a compartir?
Es importante entender que la obligación no ayuda a la integración del valor de compartir. Y además es importante tener en cuenta que:
- Ayudarle a fomentar a decir un NO si así lo siente, es también un gran aprendizaje de respeto y cuidado de uno mismo que le generará bienestar.
- Respetando su decisión, es también una forma de mantener la conexión con sus deseos, necesidades, sentimientos y emociones y responda de forma coherente con las mismas.
- Sin respetar, se generan sentimientos de enfado, rabia, revancha, resentimiento, debilidad, miedos, desconfianza.
- Establece sus propios límites ante los demás. Es importante saber decir un No a los demás para sentirte cuidado.
- Es un círculo de respetos. Tú le respetas, tu hijo se respeta a sí mismo, y luego se hará respetar por los demás.
- Necesita su tiempo de confianza. Confiar en que luego regresa, confiar en la otra persona que a veces no conozco, confiar en qué pasa si lo quiero y lo tiene la otra persona.
- Escuchar sus necesidades. Desde una escucha activa del adulto, podrán salir sus miedos y demás información relevante que aclare sus necesidades reales.
- Necesita conectar con la otra persona, empatizar. Cuando se conoce a sí mismo, cuando detecta sus necesidades reales, entonces le resultará más fácil ponerse en la «piel» de la otra persona. Seguirá requiriendo tu ayuda en muchos casos. Y el mejor acompañamiento para lograrlo es hacerlo sin coacción, ni manipulación, ni chantaje.
- Necesita conectar con sus necesidades para poner en marcha el uso de micro habilidades sociales que le ayudan a comprender y entender a sí mismo y a las demás personas.
- Necesita a un adulto que cuida sus necesidades y fomenta su desarrollo. No necesita a un juez, figura de policía o similares roles.
- Porque desde la obligación sin escuchar, vuestra relación se resiente.
¿Y si es a mi hijo el que no le dejan?
El escuchar no me dejan un juguete puede ser también doloroso para un adulto o una oportunidad de aprendizaje. Según cómo lo mires, responderás de una manera o de otra.
Si te apiadas de la situación y lo ves como injusticia, egoísmo insano, y demás adjetivos, es que te lo estás tomando a personal y el mensaje que hay detrás es no reconocimiento, rechazo, algo así como «no me quieren». Te enfocarás en las debilidades, tanto las tuyas como las de tu hijo.
Si lo ves como una oportunidad de aprendizaje, verás su dolor, su frustración, pero te enfocarás en tu acompañamiento y en la confianza en sus posibilidades para que lo pueda transformar.
Validar sus emociones le ayudará a sentirse comprendido, escuchado y acompañado. «Te veo que querías mucho jugar con ese juguete. Pero ahora no va a poder ser porque ahora no está preparado para compartirlo».
Cuando escucha un «No te dejo», también es una gran oportunidad de respetar al otro, de aprender a tolerar nuestra propia frustración, gestionar las emociones incómodas que siente y para ello, necesita del acompañamiento adulto.
Si está en un gran enfado por la negativa, te animo a que le acompañes a sostener esa emoción incómoda desde la validación. Ofrecer un mensaje corto y claro cuando llegue a la calma y esté receptivo. Nada de discursos. Una mirada amorosa puede valer mucho más que mil palabras.
Un interesante cierre ante una negativa y después de esta escucha emocional es: «Y ahora, ¿qué puedes hacer? ¿Se te ocurre alguna idea?» Le ayudas a enfocarse en buscar soluciones. Y le animas a que tu hijo sea el protagonista activo y se responsabilice de lo que le corresponde.
¿Qué hacer para lograr que los niños compartan?
Además de entenderlo como un proceso que requiere sus pasos progresivos hasta llegar a la conducta deseada, el compartir, será importante diferenciar claves fundamentales como:
- Diferenciar la forma de compartir: desde la obligación o deseo. No sólo la conducta visible de compartir es la que perseguimos, sino desde que intención sale.
- Paciencia para entenderle, acompañando y respetando sus procesos y momentos.
- Validar sus sentimientos «Entiendo que dejar tu juguete se te haga difícil. A mí también me pasaba de pequeña.»
- Acompañar para fomentar la empatía, validando los sentimientos de la otra persona sin presionar, sin coaccionar, sin chantajear. «Puede que sienta miedo a perderlo» «Puede que piense que no se lo quieras luego devolver».
- Conectar con sus necesidades y posibles miedos. Necesita asegurarse de que sigue siendo suyo aunque lo deje; es para un poco y luego se lo da; le puede pedir cuando lo necesite de nuevo.
Puede que el comienzo de esta dinámica de respetar su decisión, tu hijo recurra al “no quiero dejártelo” muchas más veces de lo esperado. Con esta respuesta también necesitará comprobar que realmente esta siendo respetado sin miedo a perder el amor del adulto.
Cuando vaya comprobando que es libre de decidir y que le pertenece ese objeto, ya no necesitará agarrarse a él. Se irá relajando y podrá cederlo a otras personas conforme se vaya preparado y madurando. Puede ayudarle escuchar esta frase «ahora no quieres dejárselo. Estoy segura de que cuando estés preparado, conseguirás dejárselo con tranquilidad y disfrute».
Así que diferenciar desde dónde comparte, es clave fundamental. A estas alturas del artículo, espero que haya llegado el mensaje que quería enviar: no todas las formas de compartir son válidas. Compartir con amor, porque así lo siente, o compartir por miedo, porque así se siente obligado, no tienen nada que ver.
Podrás creer que puedes manejar las conductas pero no sus sentimientos.
Si lo comprendes, podrás prevenir muchos mayores problemas y facilitarás, aunque parezca difícil de entender al principio, facilitará el valor de compartir.
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