Sé que te dije que en este artículo te aportaría recursos prácticos para responder ante los celos, acorde a las necesidades de cada hijo tuyo.

Pero me he permitido la libertad de por un lado, ayudarte a trabajar la paciencia, es decir, el aprender a esperar y por otro, a introducir un paso previo fundamental antes de contarte los recursos.

El motivo mayor de esta espera,  es para darte más tiempo para que puedas modificar tu mirada, uno de los objetivos del anterior artículo Avivar o no la llama de los celos

Es un proceso lento que requiere tu cambio de perspectiva y profundidad de la misma. Por lo tanto, te lleva a separarte algo de la situación, echar unos pasos para atrás, y ganar una amplitud en la mirada.

Un nuevo mundo se abre tras de ti y tu hijo. Bienvenida. Desde aquí, tienes grandes campos para ver de otra manera. Mucha nueva información para entender, ordenar y responder desde ahí.

Es muy probable que la información ya la tenías o la tengas ahí delante. Pero no estaba disponible para ti. O no tenías acceso a ella, simplemente porque estabas procesando tu mirada y pensamiento en otra frecuencia. Se pueden dar casos como los celos del hermano mayor, que también hacen dar un vuelco a todo el entorno familiar.

Ya tienes otras gafas para mirar y pronto te contaré por qué.

«Si quieres resultados diferentes, no pienses de la misma manera. 

Si quieres pensar diferente, no actúes de la misma manera»

Quiero comenzar por los síntomas básicos y evidentes, e ir progresivamente mostrando las distintas caras y máscaras con las que se pueden esconder.

Pueden expresarlo en ambas polaridades, tanto por defecto o por exceso en su conducta.

Falta de atención, más movimiento, bajas calificaciones escolaresDecaimiento, apatía, Desmotivación, aburrimiento, desinteresado por su alrededor.
Rebeldía, actitud desafiante, retador.Retraimiento e indiferencia. Más introvertido.
Agresividad, irritabilidad, insultos.Sensibilidad muy marcada: llora o le cuesta mucho despedirse de tí, madre o padre, ante una llamada de atención responde con más afectación emocional, más enfadado, más cambios de humor, etc.
Expresión habitual de rabiaNinguna expresión de rabia.
Desobediencia. Falta de colaboración y cooperaciónObediencia y colaboración continua.(necesidad de compensar la culpa por sentir celos).

Querer contentar siempre a los padres.

Competitividad constante.Evitar toda competición.
No puede perder un en un juego con dignidadSe siente derrotado antes de empezar.
Popularidad insistente.Mantenerse siempre en segundo plano.
Codicia despiadadaGenerosidad temeraria

[/vc_column_text][vc_column_text]No quiero extenderme más en los síntomas porque en internet encontrarás un sinfín de ellos. Quería mostrarte también la otra polaridad de expresión, desde el «Niño sospechosamente bueno», aunque a modo de presentación.  Te contaré más sobre ello en otro artículo.

Sólo añadir algunas formas de somatizaciones:

  • asma,
  • ataques de tos,
  • irritaciones de piel,
  • vómitos, diarreas,
  • morderse las uñas,
  • hacer pis en la cama cuando ya tenía control de esfínteres,
  • alteraciones de alimentación,
  • alteraciones de sueño: pesadillas, etc.

Puede que algún síntoma o conducta lo hayas identificado. O puede que se manifieste de otra manera no citada.

Puede que  por la forma de ser de tu hijo, tenga preguntas calladas, o preocupaciones en su corazón no expresadas.

El cuerpo también habla y no miente. Así que seguro que de una manera u otra, lo identificarás para que no lo tenga que somatizar como forma de expresión.

Tu nueva forma de mirar, te ayudará a estar muy atenta a las múltiples formas con las que se pueden expresar los celos.

 

Si algún hijo lo  reprime, saldrá de forma enmascarada y disfrazada de otra manera con unas conductas determinadas.

La represión de este sentimiento, tiene consecuencias muy serias en su persona y en vuestra relación.

De nada positivo te valdrá hacer como que no pasa nada, negar todo tipo de expresión, querer meterlo debajo de la alfombra y pensar que esto pasará con el tiempo, conforme crezcan, como por arte de magia.

Recuerda que necesita tu ayuda. Esto es un asunto de relación contigo. Compiten por tu amor y atención.

 

PERMITIR A CADA HIJO LA LIBRE EXPRESIÓN DE LOS CELOS

Este es el punto de partida vital para ofrecerle la ayuda que necesita y acolchar esta demanda con afecto, sostén emocional y amor.

Este es el paso previo que he considerado hablarte antes de los recursos, por ser un primer requisito fundamental.

 Hasta que los sentimientos dañinos de tu hijo no salgan a la luz, no se sentirá libre para poder cambiar. 

Os ayudará a conseguir más claridad y transparencia en las demandas y necesidades. Por lo tanto, aumentará enormemente las posibilidades de ofrecerle lo que necesita para seguir su sano crecimiento.

Este permiso debe ser real para que a cada hijo tuyo sienta realmente libre de expresarlos y no consumirse en silencio.

En un principio sé que te puede asustar y puedes sentirte insegura en estos primeros pasos. Puedes sentir miedo al creer que abras la «caja de pandora» y pueda salir de todo.

Su comienzo no es fácil. Es una expresión en sí misma muy dura de dos personas a las que sientes mucho amor. Saber que se pelean por tí, puede ser muy desagradable.

Entiendo que puedas sentirte no preparada para esta expresión y menos el qué hacer con ella.

Pero después de leer este artículo, disminuirás esa preocupación ante las distintas formas de expresar y las podrás ver desde el agradecimiento porque te permitirá poner en marcha toda la ayuda que te está pidiendo.

Claro que entiendo que al principio necesites unos minutos para recomponerte del “mazazo” inicial. Pero progresivamente, dejarás de sentir un nudo en el estómago cuando veas algún síntoma de los celos.

Este permiso de expresión de tu hijo, progresivamente irá en dirección a la verbalización. Ahí sí que el “mazazo” puede ser más directo, cuando tu hijo consiga decir: “mamá, tengo celos de mi hermano”. Pero ya en este nivel se que tendrás más recursos para recomponerte fácilmente y actuar.

Tanto un nivel como otro de expresión, a tí te evidenciará el gran trabajo que estás realizando.

Muestra que a cada hijo le ha llegado el mensaje de que puede contar contigo y confiar en tí. Ya no tiene que recurrir a somatizar este síntoma por otras vías más ocultas.

Es una gran prueba de que tu hijo se siente escuchado,  aceptado y comprendido. Desde ahí, desde la raíz, es cuando puede solucionar el problema.

Los sentimientos de la polaridad del amor, no fluyen hasta que se han liberado de los sentimientos de la polaridad opuesta, de la rabia.

Un pequeño inciso. Por sentimientos de la polaridad del amor incluyo: cercanía, confianza, seguridad, apoyo, cariño, comprensión, ternura y sus similares.

Y por sentimientos de la polaridad de la rabia: tristeza, miedo, dolor, soledad, rechazo, abandono, frustración y todas sus variantes.

Ahora sé que ya no desearás tapar esa emoción con idea que así desaparecerá.

Ahora sé que estás más cerca de entender que si no permites este primer paso, hará el efecto contrario.

Una emoción no escuchada, o se reprime o se expresa de forma desproporcionada o descontrolada. Ambas formas de expresión estoy segura que no te han llevado a una sana convivencia.

Ten siempre presente que las emociones y sentimientos no podemos acallar ni ignorar. Son como la corriente de un caudaloso río que no puedes parar.

Así que, tu posición como madre es privilegiada para ayudar a tus hijos a descubrir sus sentimientos y darles formas de expresión que no sean perjudiciales para nadie.

Por lo tanto, empezarás a sentir la legitimidad de la expresión de todo sentimiento.

Tu hijo tiene todo el derecho a sentir celos, dolor o demás emociones que no nos resultan agradables. No le castigues nunca por su sentir.

Otro asunto son las conductas que provocan la emoción. Esa es una importante diferencia que quiero que la tengas siempre presente.

La conducta requerirá de tu límite con amor y firmeza. Ayuda a reconducirla a formas no dañinas, ni para su propio sentir, ni para los demás.

Le puedes ofrecer otras propuestas: “No te voy a permitir que hagas daño. Puedes darle golpes a este cojín para sacar tu enfado y rabia” o “¿Cómo puedes mostrarme lo dolido o enfadado que estás sin hacer daño a nadie?”

Hasta aquí, tu ayuda estará aquí enfocada en la libertad de expresión y luego en su forma de expresión.

Tu “sólo” le ayudas, “sólo” eres su muleta. Y eso le debe de quedar muy claro a tu hijo de que es el dueño de su mano o voz o similares y que sólo él puede controlarla, con apoyo emocional, amor con firmeza y sin culpabilidades.

Se trata de que cada hijo tuyo, se haga cargo de sus asuntos, con responsabilidad y tu ayuda, para que progresivamente pueda manejar los celos con autonomía.

De esta manera, tu hijo irá buscando soluciones enriquecedoras, fomentando al mismo tiempo los sentimientos de autosuperación y esfuerzo con un pensamiento de: “soy capaz”, porque tú también lo ves capaz.

Ahora centrándote más en la conducta, y siguiendo con el ejemplo del cojín, podrías proponerle: “Puedes decirme con este cojín lo enfadado que estás. Yo te escucho.”

Los churros de piscina o similares, es un material muy interesante para sacar los enfados y rabia.

Si al expresar esa emoción desde tu permiso, tu hijo se siente escuchado y comprendido, al mostrarle también el límite de la conducta desde esta escucha, se siente sostenido emocionalmente. “No te permito que te dañes ni a tí ni a nadie”.

Por lo tanto:

La expresión de la emoción, requiere de tu permiso. 

La expresión de la conducta, requiere de tu límite y ayuda. 

En este proceso, ante determinadas conductas de tu hijo, te animo a que no reacciones. Al contrario. Cultiva tus respuestas desde tu responsabilidad adulta.

Las reacciones siempre van unidas al descontrol. Y justo es lo contrario que quieres que consiga tu hijo, porque estoy segura que quieres ayudarle a conseguir una expresión más sana de sus emociones, sin quedarse enredado en la polaridad de la rabia.

Partiendo de una coherencia interna, habrás deducido que también para tí es importante que te sientas con permiso para expresar tus sentimientos, sobre todo cuando entras en la polaridad de la rabia. Pero no de cualquier manera.

Tu cuentas con una situación y lugar diferente. Tu eres el adulto, el que debe sostener emocionalmente a tu hijo. No al revés.  Tu eres competente para manejarlos sin cargar las culpas a tu hijo. Tu puedes evitar que tu hijo se quede resentido hacia tí. Tu puedes favorecer que tu hijo no haga una lectura de sí mismo con un sentimiento desagradable.

Todo lleva su tiempo. Seguro que necesitas desaprender inercias e incorporar nuevas formas de responder. No quiero dejarte sola en esta dirección ya emprendida. Seguiré escribiendo más sobre ello.

De momento, te quiero mostrar unas claves importantes.

 

¿Cómo enfadarte sin herir? ¿Cómo enfadarte sin perder el sostén emocional que necesita tu hijo? 

Tú puedes expresar tu furia sin insultos.  Sin atacar la personalidad de tu hijo.

Describe. Las palabras que describen, lo liberan. Las palabras que evalúan son obstáculos.

Habla en primera persona. Expresa como la situación te hace sentir a tí, como madre.

«Eso me pone furiosa»

«Siento un nudo en el estómago…»

«Estoy viendo a dos niños que se están peleando porque quieren estar cada uno solo con su madre».

Este camino te lleva a poder escuchar esa emoción que se oculta tras la conducta.

En el siguiente artículo, te contaré más sobre cómo seguir escuchando. De momento, tómate tu tiempo para mirar detrás de esa conducta, conectar con esa emoción.

Para, respira, mira con tu nuevos ojos, comprende y siente. 

Ya con sólo este primer paso, verás en cada hijo cambios.

Como cada hijo es muy diferente, puedes tener uno que le resulte más fácil que otro expresar sus sentimientos. Unos lo harán de forma más evidente y abierta, y otros más cerrada y oculta.

Cuanto más practiques esta escucha, más fácil será llegar a su sentir emocional, hasta las formas de expresión ocultas.  Progresivamente irá reduciendo las posibles resistencias y miedos que había creado y le había llevado a taparlos. Por lo tanto, llegará a expresar libremente cómo realmente se siente.

Recuerda que en esta expresión libre  le ayudarás si no reaccionas con un castigo, sentencia  y sus similares. Aléjate de juzgar ni criticar ni atemorizar.

Inevitablemente lograrás que cada hijo se sienta escuchado, comprendido, sostenido emocionalmente y amado incondicionalmente.

Por lo tanto, ya habrás ayudado a empezar a paliar ese sentimiento ancestral que te mencionaba en el anterior artículo, origen de los celos.

Ya estás preparada para pasar al siguiente nivel de ayuda:

LA ESCUCHA ACTIVA EMOCIONAL

En el próximo artículo te contaré más detenidamente cómo poder hacerla, aunque ya tienes mucho camino recorrido.

Ahora ya estás preparada para mirar y ver. 

Ahora ya comprendes más el sentir de cada hijo. 

Ahora ya  puedes contener y ayudar las expresiones. 

AHORA YA CADA HIJO Y TÚ ESTÁIS MÁS CERCA, MÁS UNIDOS, MÁS CONECTADOS.  

ENHORABUENA POR TU GRAN TRABAJO.

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