En mi hogar, hemos adoptado un lema que ha cobrado gran importancia en nuestras vidas:

“De la pereza, yo soy la jefa”.

Este mantra se ha convertido en una poderosa herramienta que nos guía y que puede ayudarte a ti y a tu familia, fomentando una actitud proactiva ante los desafíos diarios.

La pereza puede ser un factor dominante en nuestras vidas, influenciando de manera significativa nuestras decisiones y acciones. Y es que la pereza, puede dominarnos y ser la que lidere y gobierne nuestra vida, o bien, podemos decidir con ella lo que deseamos.La decisión de la persona ante esto, es lo que cambia todo lo demás. 

Esto es aplicable tanto en adultos como en niños. El cerebro, orientado a la supervivencia, requiere de un entrenamiento específico para gestionar adecuadamente lo que consideramos pereza. En el caso de los niños, especialmente aquellos menores de 14 años cuyo neocortex está en desarrollo, este desafío es aún mayor.

Es crucial reconocer que la pereza no solo es un obstáculo, sino que también puede ser un indicativo de la necesidad de descanso o recuperación física y mental. Diferenciar correctamente estos mensajes es esencial para el bienestar y todo un arte, que poco a poco, con tu atención y acompañamiento, tu hijo o hija lo descubrirá.

Cómo ayudar a tu hijo a gestionar la pereza

  • Conexión y Comprensión: Facilita a tus hijos la comprensión de lo que la pereza les está intentando comunicar. Preguntas como “¿Te está costando mucho hacer (el tema), como si te pesaran las piernas y brazos?” o “¿Te gustaría tener una varita mágica para terminarlo ya sin tener que hacer nada?” Son dos modelos que puede ya daros información de dónde se encuentra la pereza, en el cansancio físico o mental. Si es cansancio físico, atenderlo y después actuar. 
  • Claridad de roles y límites: Es clave definir qué responsabilidades corresponden a los niños y cuáles a los adultos para evitar confusiones y conflictos, como la creencia de que los padres deben preparar las mochilas o recordar las tareas. Establecer estos límites ayuda a los niños a entender sus obligaciones, pero no significa dejarlos solos en sus tareas. Nuestra labor es acompañarlos, brindarles el apoyo necesario para que puedan cumplir con sus responsabilidades de manera efectiva, asegurando que mantengan el protagonismo en su proceso de aprendizaje y desarrollo. Por ejemplo, en el control de esfínteres, el niño debe intentar limpiarse solo. Esta actitud que podemos fomentar para comenzar después a terminarla el adulto, de manera que le pueda guiar, mostrar técnicas que mejoran su autonomía en esta habilidad.
  • Estrategias de Acción: Organizar las actividades empezando por las más sencillas o agradables puede aumentar la motivación para enfrentar tareas más desafiantes. Cambiar el orden de actividades, como jugar antes de ducharse si la ducha es motivo de pereza, puede servir como motivación adicional. Siguiendo el ejemplo anterior con su aseo con los esfínteres, comienza tú y luego yo te ayudo. Comunicar y explicar estas estrategias ayuda a los niños a comprender y gestionar su propia pereza.
  • Reconocimiento y Validación: Es importante nombrar y reconocer las acciones que tus hijos logran realizar. Describir de manera objetiva y neutral sus logros les permite valorar sus esfuerzos y desarrollar una percepción positiva de sí mismos. Si tu propio hijo es el que pueda ver este avance, lo podrá valorar y nutrirse desde su propia satisfacción.

Reflexión Final

Guiar a los niños en la gestión de la pereza es una parte esencial de su desarrollo y crecimiento. Ofrecer ayuda, preguntando cómo prefieren abordar las tareas y manteniendo un equilibrio entre apoyo y autonomía, es clave. Así, los hijos e hijas aprenden a liderar su propia vida como jefes de la pereza con determinación y confianza. Si no sabes, yo te puedo acompañar. Reserva una cita de valoración gratuita conmigo, me cuentas y decide lo que necesitas.

 

Para saber más:

Nada funciona mejor que una buena ayuda.

Verdaderas ayudas para los hijos e hijas.