En ocasiones, a pesar de que hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para que los hijos se sientan seguros de nuestro amor como padres y de su valía como persona, puede que el hijo se muestre inseguro. Los pensamientos y mensajes de uno mismo, la información que recibe de otras personas, puede debilitar o potenciar su propia confianza y seguridad.
En este artículo podrás comprender los motivos de la inseguridad, sabrás las piezas clave que conforman la confianza en uno mismo y los indicadores a prestar atención por falta de autoestima y confianza. La clave es favorecer un contexto y por lo tanto, una forma de relación con cada hijo, para que pueda aceptarse tal y como es, no desde la resignación, sino desde la capacidad de autosuperación.
Que es la autoestima para niños.
La autoestima es el conocimiento propio de un niño de su propio valor. Representa el lugar más alto de lo que es él mismo y de lo que puede lograr por sí mismo.
Es un proceso de aceptación de sus debilidades y de sus fortalezas. Y se refleja en la confianza y seguridad en sí mismo de ser tal y como es.
Se puede representar como un espejo, que muestra tal y cómo es la persona con el valor que cada niño puede sentirse como merecedores de amor o no, según las emociones que han recibido a lo largo de los años y de los pensamientos que han creado de ello.
Cómo se hace la autoestima en los niños.
La autoestima se construye a través de la relación con la madre y el padre. Después, esta información recibida que está llena de emociones, pensamientos y acciones, las va ampliando o comprobando con demás contextos sociales mas extensos con los que va conviviendo.
Es muy importante observar a un bebé que asume con naturalidad que es merecedor del cariño y cuidado de sus padres. Parece darlo por sentado y lo evidencia cuando se enfada o expresa un malestar. Muestra una confianza intacta en que su llamamiento va a ser atendido sin miedo a como expresarse.
Si las necesidades básicas y principales del niño están siendo cubiertas por el adulto puntualmente y con alegría, irá conservando intacta esta confianza y autoestima de sí mismo. Aunque sea de forma inconsciente.
A medida que va creciendo y se va relacionando con el mundo que le rodea, el niño necesita más confianza de los padres y apoyo en sus experimentos. Si sigue obteniendo de los padres esa aceptación de su manera de ser y el deleite al atender sus necesidades básicas y fundamentales de cuidado y seguridad, seguirá ampliando su conclusión de “soy valioso”.
Esta adaptación de los padres para ajustarse a las nuevas necesidades del niño, es lo que le permite seguir alimentando su autoestima. Es cuando se sentirá confiado porque sus eleciones tienen un voto de confianza de los padres, independientemente del éxito que consiga en cada una de sus acciones.
Su confianza y autoestima no va a depender del éxito en todo lo que hace. Y aquí muchas veces nos confundimos como padres y madre. Sentirse amado por lo que ya es y no por lo que hace o deja de hacer, es la pieza clave de la verdadera construcción de una gran autoestima y confianza en sí mismo.
Por lo tanto, la actitud de los padres condiciona en esta construcción de la autoestima. Y otra clave fundamental que es importante es aprender a enfadarnos sin herir los sentimientos de los hijos cuando vemos algo que no nos gusta o que ha franqueado un límite. Por eso, limitar con respeto, firmeza y amor, es fundamental.
Señales de baja autoestima en niños.
- Comportamiento agresivo. Búsqueda de mirada del adulto.
- Competitividad. Su valía la muestra desde la comparación de los demás.
- Actitud crítica y perfeccionista. No satisfechos con los resultados y no se permiten errores.
- Dificultad en pedir ayuda. Fachada de una falsa seguridad.
- Ánimo triste. No se muestran motivados fácilmente.
- Indecisión. No tienen las ideas claras y la duda es muy frecuente.
- Complaciente con los demás. Le cuesta decir que no ante algo que no le gusta y tiende a la obediencia en el hogar ante los padres. “Niño bueno que se porta muy bien”
- Falta de relaciones sociales. Muestra ganas de jugar con los demás pero no entra en el grupo de juego.
Confianza en sí mismo para niños. Qué es y qué no es.
En muchos momentos podemos mezclar la seguridad en uno mismo con el hecho de ser extrovertido. Y los niños pueden confiar en sí mismos sin ser extrovertidos. Y aquí es crucial distinguir entre nuestras interpretaciones emocionales y la verdadera autoestima del niño.
Un niño introvertido que prefiere la intimidad y rechaza conversar con los adultos, puede no ser un niño inseguro. Si es una decisión que lo realiza desde el placer en sí mismo, realmente muestra su gran autoestima al no necesitar complacer al adulto y mostrarse diferente a lo que socialmente se puede dejar llevar. Se muestra auténtico y no se deja intimidar por las expectativas de los demás.
Y al contrario. No todos los niños extrovertidos están seguros de sí mismos. A veces, un carácter egocéntrico puede ser la tapadera de la inseguridad.
Por lo tanto, es importante no buscar elementos convencionales para decidir si el niño tiene o no confianza en sí mismo. En lugar de ello, puedes preguntarte si es fiel a sí mismo. Si le gusta ser el centro de atención o es un líder o un actor por naturaleza, entonces se trata de expresiones auténticas de la persona que realmente es.
Si actúa como respuesta a las aspiraciones adultas, puede que no sea la confianza sino lo inseguridad lo que le impulsa a hacerlo. Cuando hay miedo en la relación y cuando no se siente merecedor de su tiempo, atención y amor, es cuando la confianza en uno mismo se daña.
Si no hay miedo en la relación y se siente con permiso de poder expresar su malestar o disconformidad con emociones incómodas o con palabras sinceras, entonces tendrá el camino para construir su verdadera confianza en sí mismo, sintiéndose merecedor del tiempo, atención y respeto que recibe.
Cómo aumentar la autoestima en los niños.
Para centrar la labor de padres en la confianza y autoestima de los hijos, es importante:
- Ayudar a tu hijo sólo cuando te lo pida y sólo en lo que le pida.
- Proporcionar la libertad para probar cosas solo aunque sepa que no podrá lograrlas. Siempre y cuando no haya peligro y si lo hay, propón una alternativa.
- Apoyar las elecciones de tu hijo sin esperar resultados específicos. Guardar la opinión del adulto sobre las acciones para sí mismo, o al menos, las que no aparten al niño de sus convicciones: “Yo opino diferente y me gusta ver que sigues tu propio camino”.
- Expresa gratitud y evita corregir o criticar acciones de tu hijo. No ordenar detrás de lo que tu hijo ha ordenado o limpiado. Da tiempo a desarrollar las habilidades para que se sienta bien consigo mismo y para que pueda recibir las herramientas de aprendizaje que necesite.
- Alentar pero sin elogiar. Refleje los sentimientos que exprese tu hijo y comparta su alegría describiendo neutralmente la acción. Es importante que la aceptación de sí mismo no la construya desde la dependencia a tu aprobación ni esté basada en los logros.
- Evitar los premios, castigos, amenazas y gritos.
- Evitar en la medida de lo posible las negativas constantes respecto a su decisión o expresión. Aunque no consiga lo que quiere, su elección sigue siendo válida y merece ser considerada.
- Evitar las comparaciones de su hijo con otro niño. Crea una sensación de competición y miedo a perder.
- Permitir que su hijo asuma responsabilidades en base a su interés y disponibilidad.
- Evitar mentir a tu hijo. Esto no significa que debas de contarle todo lo que suceda a ti, a la familia, o en la sociedad. Sino que lo que cuentes, sea verdad y no haya mentiras “piadosas”.
- Escuchar y validar sus expresiones emocionales.
- Respetar la sabiduría y sus conocimientos. Si le hace una pregunta, no convierta la respuesta en una clase magistral ni en un examen.
- Tratar a su hijo como un igual, como persona que es, teniendo en cuenta que carece de experiencia y necesita el respeto a sus limitaciones.
- Tratar al error de forma neutral y útil. No hace falta que lo critique ni que le etiquete con adjetivos. Un vaso de leche derramada es una invitación a la ayuda para limpiarlo.
- Dedicar tiempo a su hijo. Tiempo con presencia y disponibilidad, con cuerpo y mente en el aquí y ahora. Si no puedes estar en algún momento, puedes indicarle cuándo podrá.
- Cuando esté con su hijo, seguir su dirección y participar en su mundo con respeto. Asegúrate de que sabe lo contento que estás de jugar con él.
- Cuando tu hijo pida ayuda, responder en cuanto puedas y con alegría.
- Cuidar las instrucciones obligadas y expectativas sociales. “Dile gracias” “Qué se dice” Vs “Puedes decirle lo que sientes” “O si sientes algo que quieres compartir, se lo puedes decir.”.
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