Una de las mejores herencias que madres y padres pueden dejar a cada hijo, es un sentimiento de seguridad y confianza en sí mismo y en los demás para el resto de su vida.

La base de ese sentimiento tan importante está en la relación de apego que se establece en los primeros años. Los padres y las madres tienen la oportunidad de construir una profunda relación de amor con su hijo. Sentirse amado es lo que permitirá expresar también su amor hacia los demás.

En este post encontrarás el papel fundamental de los padres para y como establecer un vínculo de apego saludable con sus hijos e hijas.

 

Que es el apego

El vínculo de apego es la relación afectiva, especial y única que se establece entre el niño y quienes le cuidan. Este vínculo se crea poco a poco desde los primeros meses de vida, incluso desde antes de nacer.

El niño y adulto se van impregnando de afecto que obtienen de las relaciones cotidianas. Cuanto más sólido se establezca el apego durante la infancia, más base de desarrollo emocional equilibrado construirá. Es lo que le ayudará al niño a establecer relaciones positivas con los demás y a afrontar con mayor o menor seguridad los retos que le aguardan a lo largo de su vida.

Existen estudios y evidencias médicas que avalan la influencia del apego en la futura personalidad de los niños. Susan Berger, psicóloga del desarrollo, ha realizado una gran recopilación de ellas.

Tipos de apego

No todos los vínculos de apego son iguales. Dependiendo de cómo sean las relaciones que vayan estableciéndose entre el niño y quienes le cuidan cotidianamente, el vínculo de apego será de una manera u otra.

John Bowlby, psiquiatra y psicoanalista infantil, se dedicó a estudiar los efectos de la relación entre el cuidador principal y el niño en la salud mental de los menores y en su vida adulta. Este estudio lo realizó con niños institucionalizados por robo y con niños que habían sido separados de sus padres en edades tempranas.

Bowlby concluyó que la capacidad de resiliencia de los menores estaba influenciada por el vínculo formado en los primeros años de vida. Creó la teoría de apego, diferenciando estos tipos de apego. Estos son los 4 tipos y sus manifestaciones:

Apego evitativo.

  • La tendencia de los padres: Indiferencia y falta de sintonía ante las señales y necesidades emocionales del niño.
  • La interpretación que crea el niño: puede que mi padre esté siempre cerca, pero no le interesa lo que necesito o cómo me siento, así que aprenderé a pasar por alto mis propias emociones y a evitar comunicar mis necesidades.

Apego ambivalente y ansioso.

  • La tendencia de los padres: Unas veces está en sintonía, es sensible y responde a las señales y necesidades del niño y otras veces no. En ese estado de sintonía, a veces se muestra invasivo con el niño, interfiere en lo que realiza el niño y actúa desde la sobreprotección.
  • La interpretación que crea el niño: nunca sé cómo responderá mi padre, así que tengo que estar siempre en tensión, no puedo bajar la guardia, no puedo confiar en que la gente estará ahí para mí de manera previsible.

Apego desorganizado.

  • La tendencia de los padres: a veces se muestra en una grave falta de sintonía con las señales y necesidades del niño. Se desorienta desde una inseguridad, asusta o está asustado, o las dos cosas.
  • La interpretación que crea el niño: mi padre me aterroriza y desorienta. No me siento seguro y nadie vela por mi seguridad. No sé qué hacer. Estoy desvalido. La gente da miedo y es poco fiable.

Apego seguro.

  • La tendencia de los padres: sensibilidad, estar en sintonía, responde a la petición de conexión del niño. Es capaz de entender las señales del niño y satisface previsiblemente sus necesidades. El progenitor “está presente” de manera fiable para el niño.
  • La interpretación que crea el niño: mi padre no es perfecto, pero sé que vela por mi seguridad. Si necesito algo, se dará cuenta y responderá con rapidez y sensibilidad. Puedo confiar en que otras personas también lo hagan. Mi experiencia interior es real y merece ser expresada y respetada.

Con los tres primeros tipos de apego, se crean apegos inseguros. Existen muchos motivos que generan este tipo de relaciones afectivas. Algunas situaciones externas, tales como un ingreso hospitalario del niño o del adulto referente o adaptaciones y acogidas de niños, condicionan la manera de crear una forma de apego.

Si quieres ver un vídeo explicativo y visual que refleja el tipo de apego de los niños desde sus reacciones cuando su madre se va, puedes verlo aquí.

También la experiencia previa de un adulto cuando fue niño y cómo se relacionó y se creó el apego con sus padres. Es fundamental que padres víctimas de apegos inseguros, realicen un trabajo de comprensión de su vida para desarrollar actitudes diferentes a las aprendidas. Sólo así podrá crear apegos seguros con sus hijos, como es el último tipo expuesto. Este es el objetivo a conseguir con todo niño como elemento de protección emocional.

 

Por qué establecer un apego seguro con tu hijo

Los niños con apegos seguros están más capacitados para regular sus emociones y tomar decisiones acertadas. Están más preparados para prever las consecuencias de las cosas, tener en cuenta las perspectivas de los demás y actuar de manera constructiva y beneficiosa, no perjudicial y destructiva. Naturalmente, eso facilita las cosas al niño y al adulto, así como la relación entre ambos.

Estos niños al tener experiencias previsibles, reducen sus niveles de estrés y les permiten desarrollar la seguridad en sí mismos. Aprenden a gestionar sus propias conductas, lo que le permite un desarrollo madurativo, emocional sano y competente.

Cuando no sepas bien cómo reaccionar ante tu hijo en una situación determinada, siempre hay algo que puedes hacer. En lugar de tratar de alcanzar un nivel de perfección que sencillamente no existe, basta con que estés presente y disponible. Presente significa estar en el aquí y ahora para tus hijos, en sentido físico, mental y emocional. Y disponible, para ayudar en lo que que realmente necesite, sin sobreprotección ni abandono.

Lo que hace diferente a una situación de dolor o de tristeza de un niño, no son las lágrimas sino la sensación de soledad e incomprensión. Y desde esta presencia y disponibilidad, el acompañamiento con conexión de un adulto, es lo que revierte en la creación del apego seguro.

No podemos controlar los acontecimientos externos que pueden suceder en un niño. Pero sí que podemos establecer un apego seguro que allane las situaciones complicadas para los niños. Además, en niños que se enfrentan a retos especiales, como las experiencias vitales traumáticas, el estrés del entorno, los problemas de desarrollo, médicos o genéticos, o las dificultades de aprendizaje, es tremendamente necesario para reestablecer su desarrollo.

Nunca es tarde para establecer un apego seguro. Aunque cuantas menos huellas psicológicas tenga de un apego inseguro, cuanto menos duración en ese estado, mejores garantías tendrá de establecer una base de desarrollo psicológico saludable que influya en la seguridad emocional y en la forma de relacionarse con los demás.

Un vínculo de apego inseguro en los primeros años no tiene por qué ser sinónimo de problemas para toda la vida. Con dedicación, amor, presencia y disponibilidad, siempre se puede aprender a relacionarse de forma adecuada con las personas y a establecer nuevos lazos afectivos seguros.

Ventajas de un apego seguro

  • Mayor autoestima.
  • Mejor regulación emocional.
  • Mayor éxito académico.
  • Mayor capacidad para hacer frente a los momentos de estrés.
  • Un trato más positivo con sus compañeros de preescolar.
  • Amistades más estrechas en la infancia media.
  • Una interacción social más eficaz en la adolescencia.
  • Relaciones mejores y más felices con los padres y hermanos.
  • Mayores dotes de liderazgo.
  • Un mayor sentido de autonomía.
  • Relaciones sentimentales caracterizadas por una mayor confianza y una menor hostilidad en la vida adulta.
  • Mayor competencia social en general.
  • Mayor confianza en la vida.

 

Cómo establecer un buen apego

En la medida en que el niño recibe cariño y se siente atendido por un adulto en concreto, va aprendiendo a confiar en las personas y a sentirse seguro en el mundo que le rodea.

Esta forma de dar y recibir amor, entre adulto y niño, necesita de la apertura de estos canales, tanto de salida del adulto, como el canal de llegada del niño para que pueda ser recogido. Si ambos canales de amor están abiertos en ese mismo momento, se crean las condiciones necesarias para establecer, un apego seguro. Es cuando el niño se siente amado por sus padres. Y necesita verificarlo y evidenciarlo constantemente.

No es impedir que experimenten contratiempos y fracasos, sino de acompañarles a que cuando le sucedan, sienta tu amor como fuerza interna que le ayude a encontrar todos los recursos disponibles y recuperarse para que pueda capear sus dificultades.

No dar por hecho tu amor hacia tu hijo es importante. No te quedes en las veces que le dices que le amas y luego reacciones incontroladamente desde un enfado cuando hace algo. Aprender a enfadarse es una condición fundamental para garantizar un apego seguro. Y para ello, es necesario también aprender a establecer los límites con firmeza y amor.

Lo que hace un adulto al establecer un apego seguro:

  • Crear una base de seguridad y confianza.
  • Entender sus señales y forma de comunicarse.
  • Responder a sus necesidades respetando también las tuyas como adulto.
  • Expresa y evidencia tu amor con respeto. Caricias, abrazos, juegos cuando está receptivo.
  • Estar presente y disponible.
  • Cuidar tu propio bienestar físico y emocional para poder cuidar del suyo.

Lo que recibe el niño del adulto que le proporciona un apego seguro:

  • Sentirse SEGURO y protegido.
  • Sentirse VISTO. Sabe que le importas y que le prestas atención.
  • Sentirse CONSOLADO. Sabe que estarás a su lado en los malos momentos.
  • Sentirse A SALVO, y a gusto en el mundo para poder ayudarse a sí mismo a recoger todos los sentimientos anteriores.

 

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