La relación entre padres e hijos es fundamental para cultivar la voluntad y responsabilidad. Esto se logra mediante un acompañamiento constante y entendiendo cómo funciona nuestra mente. Es clave superar la pereza mental, sobre todo cuando las tareas no son atractivas.
Un ejemplo de mi hogar: Tenemos dos gatos y todos en la familia compartimos la responsabilidad de cuidarlos. Sin discutir nuestras responsabilidades, sí debatimos cómo llevarlas a cabo y nos organizamos. Revisamos regularmente nuestra dinámica, especialmente si surgen tensiones o conflictos.
Por ejemplo, mis hijos tienen la tarea de limpiar el arenero de los gatos. Es una tarea poco agradable y, a menudo, necesitan nuestra guía y acompañamiento. Sin embargo, no debemos quitarles el esfuerzo inicial. El primer paso, el acto de comenzar, es esencial para formar hábitos. Si yo limpio el arenero por ellos, no estimularé su voluntad.
La propuesta es clara: Ayudar y acompañar solo cuando es necesario, activando su voluntad y superando sus resistencias. Importante que los alentemos a comenzar, definir límites claros y brindar asistencia solo después de que hayan tomado la iniciativa. Por ejemplo, si están cansados, les pido que hagan una parte pequeña, pero no anulo su participación.
Una estrategia útil es esta herramienta de «Cuando/entonces», por ejemplo: «Cuando comiences a limpiar el arenero, entonces te puedo ayudar». Esto establece un límite claro y fomenta la autonomía.
La clave está en nuestra gestión emocional, guiar con amor y firmeza, y no ceder ante la tentación de hacer la tarea por ellos.
Recuerda, la verdadera motivación a menudo es ser perezoso y nuestro cerebro busca la conveniencia. Sin embargo, con las estrategias adecuadas, podemos cambiar esta mentalidad y cultivar hábitos saludables.
Puntos clave como conclusión:
- El acompañamiento constante es esencial para cultivar la voluntad.
- Es crucial enfrentar la pereza mental y hacer atractivas las tareas.
- El primer paso para formar hábitos es siempre el más difícil y al mismo tiempo, el más esencial.
- Ayuda y acompaña solo cuando sea necesario, fomentando la iniciativa propia.
- Usa la estrategia «Cuando/entonces» para establecer límites claros.
- Guía con amor y firmeza, sin hacer la tarea por ellos.
- Comprende que la verdadera motivación a menudo es buscar la conveniencia, pero con el enfoque adecuado, se puede cultivar la responsabilidad.