Puede que hayas escuchado o leído muchas recomendaciones para ayudar a con baja tolerancia a la frustración, pero posiblemente esta información haya sido enfocada desde su versión negativa y culpabilizadora, deseando que desaparezcan de una vez por todas. La versión que te quiero ofrecer sobre la frustración, es desde los beneficios y ventajas para que de ellas, podáis recoger su valor y su oportunidad de aprendizaje. Es así como podrá vivir la vida con éxito y bienestar emocional.

Cuanto antes actuemos con un gran acompañamiento, mejores condiciones de vida tendrá tu hijo y tú. Estoy totalmente de acuerdo en esta cita: “Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, a pesar de las molestias o incomodidades que puedan causarnos. Por lo tanto, se trata de una actitud y como tal, puede trabajarse y desarrollarse. De FAROS, HSJD.

Cómo manejar la frustración en niños

En este manejo de la frustración hay muchas ideas implícitas de cómo actuar ante ellas, que ya pueden condicionar un resultado u otro.  Y por ello es muy importante hacer una pequeña parada para poner atención a este mensaje de “cómo manejar la frustración en niños” porque puede llevar a la idea del control. Y aquí está el primer problema: No podemos controlar la emoción del niño.

Tampoco deberíamos de poner como objetivo eliminar esta expresión de la frustración, porque en sí misma, es una sana expresión decir lo que no estamos de acuerdo, lo que no nos gusta, la sensación de impotencia que da cuando no se consigue lo que quiere. Son momentos de aceptación y de conexión con su propia fuerza para desarrollar la voluntad y la autosuperación. Eso sí, para que se mantengan en esta versión positiva, necesitan ser acompañadas y guiadas por un adulto.

Así que estas dos ideas, tanto de control y de deseo de eliminar los momentos de frustración en los niños, son dos ideas erróneas, que no van a facilitar la labor de ayuda que necesita el niño.

Cómo un adulto puede ayudar en una frustración del niño

Importante, no tomarnos a tema personal la expresión emocional incómoda cuando esté expresando su frustración.  Así que mucha atención en la actitud adulta para no acabar todos enfadados. No entrar en la guerra de poderes, ni de razones. Aquí, el daño y la desesperación de todos, está servida: “Que yo quiero esto” “que te he dicho que no” “¡que sí!” “Qué no, ya te vale de tonterías y de caprichos..” Conecta con su malestar desde la comprensión y sostén la emoción incómoda de tu hijo.

Mira más allá de sus conductas para identificar lo que le duele realmente y conectar con esos sentimientos incómodos al saber que es muy duro no tener lo que te gustaría, o que no es fácil poner el esfuerzo y perseverancia cuando algo no sale como quisieras. Mantén los límites establecidos con amor y firmeza, le puedes ofrecer alternativas de expresarlas sin hacer daño a nadie. La reparación de las conductas es importante realizar una vez pasada la expresión intensa emocional. Por ejemplo: “A mí no me pegues para decirme que estás enfadado porque no te compre…

Puedes decírmelo golpeándolo en este cojín, o dando patadas al suelo…” Sólo después de conectar con su malestar, podrá tener sentido y eficacia hablar de las conductas. Pocas palabras y mucho diálogo desde tu mirada.

Te ayudará una comunicación clara, breve y concreta. Recuerda que las emociones son transitorias y que para liberarse de ellas, necesita expresarlas para ir transformándolas. Busca espacios en donde te sientas cómoda para acompañar a este viaje de transformación emocional. Por ejemplo, si es en una tienda, puedes salir a un lugar de la calle llevándole con cuidado de no haceros daño.

O por ejemplo, otro espacio seguro como puede ser dentro del coche. Si estáis en casa, puedes guiarle a golpear  un cojín, romper y/o hacer bolas apretando el papel de periódico, dar con globos para canalizar su fuerza en un lugar seguroCierre con un abrazo, conexión y con un recordatorio del límite. “Qué momento más duro he visto que has pasado. Hoy no puedes… Pero otro día hablaremos sobre ello/u otro día sí”. Incorporar el aprendizaje de las esperas de tu hijo e hija. 

El querer algo ahora mismo cuando no se puede, el esperar en que terminen la conversación de los padres, son unos de los ejemplos de frustración en niños con los que se puede aprovechar para aprender esta espera tan compleja. Prevé momentos en la medida que puedas. Una información previa con firmeza y amor os ayudará. Por ejemplo, si vais a entrar en una tienda de juguetes, antes de entrar o de incluso de ir, dejar claro las normas, ya sean: “Hoy vamos a mirar y otro día compraremos”; o “Podemos comprar algo que valga menos de x dinero”. Destilar normas y límites para quedarnos con los verdaderos y necesarios. 

Cuantas menos mejor, pero que sean las imprescindibles, mejor. Mejor pocas y sólidas que no un exceso de órdenes y “noes” que no tengan sentido. Y así, de las frustraciones que frustraciones que pueden aparecer de ellas, las puedes sostener emocionalmente con más seguridad y sana autoridad. Porque requieren de tu fortaleza. Así que menos es más.

Actividades para trabajar la frustración en niños

La actitud del adulto para acompañar, en el trabajo de las esperas, o desarrollo de la perseverancia cuando algo no lo consigue y fomento de su voluntad, o aceptación de una norma, puede ser puesta en marcha en todos los momentos de la vida cotidiana. Además de los momentos cotidianos, otras actividades concretas desde los juegos, también son otras oportunidades para poder trabajar la tolerancia de la frustración en un niño. Los más básicos:

  • Juegos de mesa. Con cualquier juego de cartas, damas, parchís, oca, crean interesantes momentos que ayudan a acompañar estas expresiones emocionales incómodas de la frustración con los límites con firmeza y amor, para seguir así su gran aprendizaje de transformación emocional y así, ir consiguiendo poco a poco una aceptación desde el perder una carta que querías o no conseguir la que deseas.
  • Un juego de construcciones. Que se le caen cuando no quería, puzzles que no encuentra las piezas, legos que se desmontan, son oportunidades de aprendizaje del desarrollo de la frustración.

En los momentos de expresión emocional que muestran una frustración, acompañarle e Invitarle ir a un lugar seguro, un tiempo fuera positivo, como puede ser un espacio de la calma creado con anterioridad.

Cuentos con los que manejar la frustración en niños

Las lecturas de cuentos pueden ayudar mucho en el desarrollo de la tolerancia a la frustración por sus dos elementos fundamentales: por el contenido en sí que le puede aportar las experiencias y aprendizajes de sus historias y al mismo tiempo, y aquí incluso es lo más importante, para que el cuento facilite los grandes momentos de relación con el adulto.

Este elemento de cuidado del vínculo y relación a través de un cuento, es fundamental para poder nutrir los motivos que pueden llevar a expresar a un niño la dificultad en aceptar una frustración: sentimiento de pertenencia y valoración que todo niño necesita para encontrar su bienestar emocional. Los cuentos pueden ayudar a disminuir esa intensidad emocional de una frustración y transformarlas en otras emociones más placenteras desde la seguridad afectiva que ofrece la cercanía y lectura de un cuento.

Ideas de lecturas de cuentos para niños:

  • La jirafa que no sabía bailar. Giles Andreae, Marga G. Borrás, Guy Parker-Rees. Editorial Bruño. En el que cuenta la dificultad que tiene la jirafa para bailar, la tristeza que le produce ver que todos se ríen de él y cómo lo consigue. (+5 años)
  • Malina pies fríos. David Fernández y Alicia Borgia. Ed. Pastel de Luna (+3 años). Una esquimal quiere ir a vivir a la playa y para conseguirlo, antes necesita demostrar que ya es adulta construyendo su propio Iglú. Aun siendo perseverante, no lo consigue. Pero lo que si consigue es el apoyo familiar para recuperar las fuerzas.
  • Sofía, la vaca que amaba la música. Geoffroy de Pennart. Ed. Corimbo. (+4 años). Una vaca que toca el piano de forma magistral y quiere ir a la ciudad para encontrar trabajo en una orquesta. Cuenta las dificultades y la perseverancia que hace lograr conseguir sus sueños.
  • Mapache quiere ser el primero. Susanna Isern y Leire Salaberria. Ed. NubeOcho ediciones (+5 años). Habla de la competitividad, de cómo se esfuerza ser el primero hasta que no lo consigue porque llega zorro. Y esto le provoca mucha rabia y tristeza, pero con la compañía de su amigo Pato, podrá descubrir otras cosas importantes además de ser el primero.
  • Vaya rabieta. Mireille D’Allancé. Ed. Corimbo. Habla del gran enfado que tiene Roberto y qué puede llegar a hacer su enfado. Lo importante de este cuento es transformarlo en el permiso a sacar el enfado, pero sin perder de vista que sigues siendo el jefe de tu enfado, no a la inversa. Y si además cambias la parte que el padre le manda al cuarto, por la decisión de Roberto que se va para sacar ahí su enfado, mucho más completo.

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