La educación, la formación y la crianza de nuestro hijo o hija desde que nace hasta que es un adulto es una de las tareas más importantes de todo padre y madre puede hacer por sus hijos. No hay una formula mágica para criar a nuestros hijos. Tu estilo educativo se irá descubriendo durante el proceso. Existen muchas maneras de hacerlo, una de ellas es la crianza respetuosa.
Como su nombre indica, se trata de educar desde el respeto. Esta palabra de respeto en realidad la queremos todas las personas y más si estamos hablando de nuestros hijos. Pero ¿Qué entiendes por respeto? ¿Qué normas tienes para que este respeto sea cumplido? ¿Tu significado es o será igual que el mío? La experiencia me ha dicho que los matices de cada uno pueden llegar a cambiar y modificar la esencia de este gran valor.
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¿Qué es la crianza respetuosa?
La crianza respetuosa es un estilo de vida, más allá de ser considerado un método o sistema para la enseñanza del vivir de un hijo o hija. Los padres y madres que optan por una crianza respetuosa controlan más sus emociones y utilizan la empatía como base de la educación a sus hijos.
La crianza respetuosa es la manera de acompañar el desarrollo de tu hijo e hija desde tu propio respeto a tus necesidades, al mismo tiempo que respetas las necesidades de él y ella. Por lo tanto, este valor del respeto, es a la vez un principio y un paradigma fundamental que impregna toda forma de relación, consigo mismo y con los demás.
La crianza respetuosa es ante todo amor, empatía, respeto, coherencia y un aprendizaje continuo en la crianza y en la educación de nuestros hijos. Nuestros hijos sienten que estamos disponibles para ellos y que los acompañamos favoreciendo su crecimiento que les permitirá caminar seguros a lo largo de su vida.
¿Qué condiciones tiene para poder llamarse crianza respetuosa?
Una de las condiciones es la coherencia. Si quieres que tu hijo te respete a ti y a los demás, es importante primero respetarte a ti misma.
Y ¿cómo? Sabiendo establecer los límites y la aceptación de tolerancia a la frustración que de ello deriva. Por lo tanto, la otra condición es establecer los límites. Pero no serán de cualquier manera y forma porque la coherencia estará siempre implícita.
Para llevar a cabo una crianza respetuosa es fundamental aprender a limitar con firmeza y flexibilidad, con amor y evidentemente, con respeto.
¿Cómo sabes si estás poniendo en práctica una crianza respetuosa?
Cuando te pones tus propios límites de auto-cuidado sin descuidar las necesidades de tu hijo al mismo tiempo. Cuidarte para cuidar es fundamental.
Cuando le permites hacer y desarrollar su persona, con su esencia lo más pura posible, aceptando sus características diferentes a las tuyas y le ayudas a ponerlas en práctica con límites ante sí mismo y ante los demás.
Cuando sientes que tienes el control sin controlar. Cuando limitas sin amenazar, castigar ni chantajear.
Cuando sientes que manejas tus malestares y puedes acompañar las emociones incómodas de tu hijo e hija con firmeza y amor, sin hacer tuyo sus asuntos.
Cuando sabes cómo estás acompañando a tu hijo sin invadir sus espacios y sin interferir en sus aprendizajes. Un acompañamiento que delega el papel protagonista de su aprendizaje y desarrollo al hijo, que le ayuda cuando es necesario desde tu disponibilidad y desde la ayuda graduada y proporcionada a sus posibilidades para que siga siendo el protagonista de su acción.
¿Para qué una crianza respetuosa?
Para que pueda desarrollar todo el potencial que ya trae de serie con la garantía de poder disfrutarlo de él y seguir desarrollándolo para poder integrarse en la sociedad, con motivación y disfrute.
Y para ello, la crianza respetuosa ayuda a ofrecer las posibilidades de que esté conectado consigo mismo para saber qué necesita, qué desea y cómo poder gestionarlo para conseguirlo. Todo ello desde el auto cuidado, estableciendo los límites con los demás, desde también la autonomía, capacidad de autosuperación, y por supuesto, un aprendizaje en su propia gestión emocional que utilice sus propias herramientas para poder vivir desde el bienestar.
Consejos para controlar tus emociones en la crianza respetuosa
- Ante todo, mucha calma, atención en uno mismo y saber cambiar las emociones incómodas y tensas.
- Ponte en su lugar. La empatía es fundamental en la crianza respetuosa.
- Apuesta por el sí, por las posibilidades dentro de los límites. Tener una actitud positiva respecto a la curiosidad de tu hijo.
- Busca la solución en las que todas las necesidades vitales y fundamentales para el desarrollo estén cubiertas, tanto del adulto, como del niño o niña.
¿Has practicado la crianza respetuosa con tus hijos? ¿Cómo ha sido tu experiencia?
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¡Qué bonito, Charo!
Si es que cuando conectas con tu hijo, es un regalo maravilloso para los dos que me emociona saber que lo has sentido.
Enhorabuena por tu gran trabajo, Charo. Y gracias por compartirlo.
Que bueno Amaia! Basta ponerlo en práctica para darse cuenta de los efectos tan positivos que genera para hijos y padres… en mi caso el respeto y el cariño han sido sin duda la mejor manera para llegar a mi hijo, generar el vínculo y a partir de esa conexión gestionar con paz… Un abrazo!