A medida que se acerca el inicio de un nuevo ciclo escolar, es natural sentir cierto grado de ansiedad, tanto por parte de los padres como de los hijos. El cambio siempre puede generar dudas, pero, ¿qué podemos hacer para facilitar este proceso? A continuación, te ofrezco una serie de recomendaciones para ayudar a tu hijo en su adaptación al nuevo entorno escolar.

Elección del centro. 

Yo, personalmente, marco una diferencia muy grande entre distintos centros 0 a 3 años y de ahí que los diferencie desde su nombre. Aunque a menudo se utilizan indistintamente el nombre de “guardería” o “escuela infantil” son dos opciones educativas con diferencias fundamentales. Mientras que una escuela infantil se centra en atender las necesidades holísticas del niño, favoreciendo su desarrollo socioemocional, psicomotriz y madurativo, una guardería puede tener objetivos más orientados a «guardar» a los niños mientras los padres no están.

El primer paso es, entonces, informarse y elegir un centro que se alinee con tus valores y que te ofrezca confianza en el cuidado y desarrollo de tu hijo. Evidentemente, yo te animo a elegir una escuela infantil.

Tips para un buen proceso de adaptación

  • El papel del adulto: Evita adoptar una actitud de «pobrecito» o mostrarte impaciente. Entiende que cada niño tiene su ritmo y necesitará diferentes tiempos y formas de adaptación. La empatía y comprensión serán tus mejores aliados.
  • Entender a tu hijo: Es fundamental considerar su carácter y sus experiencias previas. Si ha pasado por situaciones complicadas como hospitalizaciones o separaciones tempranas, es posible que requiera un tiempo extra para adaptarse.
  • Equilibrio entre «achuchón» y «empujón»: Ni la sobreprotección ni el desapego brusco son beneficiosos. Busca un equilibrio donde tu hijo sienta que estás ahí para él, pero también fomente su independencia.
  • En el aula: Evita despedirte a escondidas. Es importante que tu hijo sepa que te vas, pero que volverás. Puedes utilizar técnicas como contar hasta un número antes de irte, asegurándote de que un adulto referente esté cerca para ofrecerle apoyo. Mi recomendación, no correr a realizar estas salidas. Antes, tiempo de adaptación al nuevo espacio, materiales y adultos. 
  • Comunicación con el educador: Una comunicación abierta y constante con el educador de tu hijo será fundamental. Juntos, podréis compartir observaciones, inquietudes y estrategias para facilitar la adaptación.
  • Gestión emocional: Tu hijo percibirá tus emociones. Acompañarlo desde la confianza y la seguridad será esencial. Trabaja en tus propias inseguridades y temores para no proyectarlos en él.
  • Observar y escuchar: El llanto no es el único indicador de adaptación. Observa su comportamiento, escucha sus palabras y busca signos sutiles que te indiquen cómo se siente.

Conclusión

La adaptación escolar es un proceso que requiere paciencia, empatía y comprensión. Recuerda que cada niño es único, y lo más importante es estar presente y ofrecerle el apoyo que necesita. Con amor, comprensión y colaboración entre padres y educadores, este proceso puede ser una experiencia positiva y enriquecedora para todos.

Muchas veces el despacito, disponibilidad, presencia, atendiendo a las necesidades de tu hijo sin olvidar las tuyas, ya es un gran logro.

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